POLITICA
poca presencia en las listas

La Cámpora pierde poder en el armado electoral de la Presidenta

La militancia de los jóvenes K retrocedió en el terreno legislativo. El rol preponderante de las últimas elecciones, esta vez, quedó en manos de los intendentes y de Scioli.

Bunker. Un grupo los jóvenes K aguarda el discurso de Cristina Kirchner tras la derrota en la provincia de Buenos Aires.
| Cedoc

Hace dos años, La Cámpora era la esperanza de Cristina Kirchner para poder ganar elecciones sin depender del peronismo. Ayer quedó demostrado que entre el deseo de la jefa de Estado y la realidad hay una brecha sustancial. Para empezar, la agrupación que conduce Máximo Kirchner perdió en la confección de las listas: metió diez candidatos a legisladores en todo el país. Dos de ellos en la provincia de Buenos Aires y que, con los guarismos que había anoche, no estaban en condiciones de entrar.

Se trata de María Fernanda Raverta, que iba en la posición 14, y de Santiago Révora, que estaba en el lugar 27. En la Capital Federal, Juan Cabandié (cabeza de lista en diputados) obtuvo un modesto resultado, con el 19 por ciento de los votos. Gabriela Estévez, que iba cuarta en Córdoba, se quedó afuera del Congreso. La misma suerte corrieron José Ruiz Aragón en Corrientes, Felipe Alvarez en La
Rioja, Ana María Urricelqui en Santa Cruz, y Tatiana Mussato en Mendoza. Entró, sí,

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Mauricio Gómez Bull como diputado por Santa Cruz. Se trata de un amigo personal de Máximo Kirchner, que salió segundo, detrás del radical Eduardo Costa. Entraba anoche Mabel Carrizo en Tucumán.

En 2011, La Cámpora había logrado varias bancas en la Cámara de Diputados de la Nación, y colocaba al vicepresidente de Diputados de la Legislatura bonaerense. Parecía que Cristina se iba a encerrar, cada vez más, en la agrupación juvenil. Con el secretario de Justicia, Julián Alvarez; el presidente de Aerolíneas, Mariano Recalde; el viceministro de Economía, Axel Kiciloff, y varios directores en empresas estatales, los camporistas se llevaban todo por delante, mientras el peronismo miraba con desagrado el copamiento del Gobierno. Pero el tiempo fue cambiando las cosas.

En 2012, en un intento por recuperar el armado transversal, CFK armó “Unidos y Organizados”, una estructura que agrupó a todas las agrupaciones juveniles que apoyan el modelo “nac & pop”, como el Movimiento Evita del “Chino” Navarro y Kolina, de Alicia Kirchner. Sin embargo, cuando se acercaban las elecciones y empezaba la campaña, la jefa de Estado dio un giro y se recostó, como otras veces, en el peronismo. Apostó a la buena imagen del gobernador Daniel Scioli (denostado por los sectores transversales) y a los intendentes, a quienes les dio lugares en las listas. Los soldados de Máximo Kirchner se refugiaron en la gestión: se alzaron con varios cargos en el gabinete K. La decisión de CFK fue clara, meter cada vez más funcionarios de la agrupación en su gabinete, con la expectativa que sean “el trasvasamiento generacional” en cargos ejecutivos y quizás, algún día, pero no ahora, en cargos electorales.