POLITICA
ENCUENTRO EN EL VATICANO

La causa Malvinas, en el menú entre el Papa y Cristina

Almuerzan mañana. En la Santa Sede creen que Francisco podría abordar el tema de las islas. En abril recibe a la reina de Inglaterra. Galería de fotos

Un año atras. Cristina Kirchner fue la primera jefa de Estado en ser recibida por el Pontífice.
| Cedoc Perfil

Desde el Vaticano
Pasta con ragú a la boloñesa y quesos frescos italianos. Es el sencillo menú que tienen previsto ofrecer mañana a la presidenta Cristina Kirchner los cocineros de Santa Marta, en el pequeño hotel situado dentro del convento donde vive el papa Francisco. Sin embargo, según deslizaron a PERFIL fuentes vaticanas, el plato fuerte del almuerzo entre Cristina y Bergoglio sería en realidad el tema de la soberanía sobre las islas Malvinas. Sugestivamente, el Papa espera a la reina Elizabeth II de Inglaterra, el próximo 3 de abril.

La presidenta de la Argentina partió ayer rumbo al Vaticano. Le tienen reservada una suite del hotel Edén, a la vuelta de Via Veneto, uno de los más lindos y lujosos de Roma. Comerá junto a Francisco mañana en Santa Marta.
Será el segundo almuerzo entre los dos y la tercera vez que se encuentran, si se consideran también los pocos minutos que compartieron en julio en Río de Janeiro, durante  las Jornadas de la Juventud.

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“La presidenta Kirchner se puso en sintonía con el entusiasmo del pueblo católico para el papa argentino y me parece que supo ver la posibilidad de compartir los provechos de este entusiasmo popular, por ejemplo ya puede jactarse de haber sido el primer jefe de Estado recibido por Bergoglio”, dijo a PERFIL el diputado italiano Gennaro Migliore, líder parlamentario del partido Izquierda, Ecología y Libertad. Francisco quiere hablar con la presidenta argentina antes de la visita de Elizabeth II. Mucho se especula en los pasillos vaticanos si la visita de la reina británica al Papa podrá ser el momento justo para afrontar un tema tan sensible como el futuro de las Malvinas.

“Sin duda el Papa puede decir sin obligaciones de protocolo lo que quiere a quien quiere, sea anglicano, ateo o católico” aseguró a PERFIL el analista Anubi D’Avossa Lussurgiu, experto en relaciones internacionales. “Otra cuestión –opina D’Avossa Lussurgiu– es si quiere hacerlo. Un papa católico y encima argentino que le dice a una reina británica anglicana, quien por primera vez en la historia de Europa pone un pie en el Vaticano, aquello que se supone no quiere escuchar, parece un guión teatral más que una eventualidad diplomática”.

No es un secreto que Bergoglio defiende animadamente la causa malvinense y que en el pasado definió el dominio inglés como una “usurpación”. ¿Pero puede el Papa ponerse en actitud de mediador para que Argentina recupere las islas? Juan Pablo II lo hizo por el canal de Beagle en 1978, cuando la disputa entre Argentina y Chile estuvo a punto de detonar una guerra. La diplomacia vaticana logró un principio de solución, que no fue ratificado hasta el fin de la dictadura en Argentina. Pero la situación histórica es incomparable.

D’Avossa Lussurgiu agrega una observación: “Poner el plato Malvinas sobre la mesa sería algo muy fuerte y los actos contundentes se realizan tratando de medir por adelantado la eficacia posible. ¿Qué éxito puede lograrse al echarle en la cara la reivindicación territorial a la reina cuando en Londres hay un premier como David Cameron que se agarra del resultado del referéndum y dejó entender, con británica cortesía, que está de acuerdo con el editorial del Sun que saludó la elección de Bergoglio diciendo que espera que no se repitan sus sermones previos a favor de la posición de Argentina?”.

Concluye el analista: “Creo que Bergoglio, con la capacidad que tiene de manejar su imagen, podría tratar también de ignorar los problemas diplomáticos y afrontar de pecho la cuestión. Pero le queda un problema muy delicado. ¿Cómo puede ofrecerse a la causa argentina sin al mismo tiempo regalarse en bandeja a la presidenta Kirchner como arma de propaganda? Evitar la trampa es más difícil que hablar de Malvinas sin ofender a la reina”