La Corte Suprema está en estado de alerta por la investigación iniciada por la AFIP sobre Ricardo Lorenzetti, presidente del Máximo Tribunal, y teme que las supuestas “presiones” a sus miembros se intensifiquen. En el Palacio de Justicia se intensificaron los controles de seguridad y ya se habla de “espionaje” a los cortesanos y “filtración” de información sensible.
Entre los altos funcionarios del Poder Judicial se teme que la ofensiva del Gobierno encubra la búsqueda de fundamentos que sostengan un pedido de juicio político contra el juez y desgastarlo para apartarlo de causas sensibles.
Lorenzetti se convirtió en un oponente político para el Gobierno ya que no sólo ha logrado la unidad del cuerpo incluso con el ministro alineado al oficialismo, Eugenio Zaffaroni, sino que se muestra como la cabeza de un sector del Poder Judicial que se enfrenta a la reforma K de la Justicia. El oficialismo está convencido de que tiene aspiraciones políticas.
En la Corte creen que la AFIP buscaría no sólo entrecruzar datos como lo admitió su titular, Ricardo Echegaray, sino “argumentar” supuestas irregularidades de Lorenzetti que sirvan para fundar su presunto mal desempeño y abuso de poder, y encontrar supuestos elementos para el pedido de juicio político, explicaron fuentes judiciales.
Otros ministros de la Corte, como Juan Carlos Maqueda y Carlos Fayt también fueron blanco de críticas y amenazas, pero según allegados, hubo además hechos de “espionaje de datos” y “vulneración de información sensible” dentro del cuarto piso de Talcahuano 550, que preocupan a los cortesanos. Por ello, se extremaron los cuidados de seguridad en el Palacio de Justicia.
Lorenzetti ha reclamado que la investigación de la AFIP sea "formal". Tanto Echegaray como el diputado nacional Carlos Kunkel advirtieron que debería estar tranquilo y asumir la investigación como un ciudadano común.
La emisión de un comunicado de la Corte, acordado entre Lorenzetti y sus pares, en apoyo al ministro alegró a los funcionarios oficialistas que leyeron la actitud como una “debilidad” del juez.
Fuentes cercanas a Balcarce 50 aseguran que pese a los temores judiciales, la Presidenta habría decidido bajar el nivel de tensión con la Corte. Se limitaría a una operación de “desgaste”.
