Néstor Kirchner lo llamó “delincuente” y lo acusó de ser “el único al que le importa promover eso” (la embajada paralela). Aníbal Fernández lo calificó de “perverso” más “sinvergüenza”, y dijo que el embajador Sadous es su “empleado del mes”. Timerman agregó que la embajada paralela “sólo está en su mente”. Y Julio De Vido lo acusó de “deliberadamente, hacerle decir lo que no dijo” (tapa de Clarín de ayer: “De Vido reconoció que funcionó una embajada paralela”). Pobre Magnetto, todo lo que se mueve es culpa suya.
Pero la “embajada paralela” no fue “un invento” de Magnetto sino del diario PERFIL hace –nada menos– cinco años.
Nota I: 27/11/2005. Es De Vido y no Lavagna quien lleva adelante los negocios con Venezuela. Junto al enigmático De Vido funciona Claudio Uberti, uno de los tres pingüinos que manejan el dinero del ministerio. (...) El caso de los 90 millones tomó por sorpresa a todos: el 26 de enero llegó a la Cancillería un cable del entonces embajador argentino en Venezuela, Alberto Sadous. El título del cable era “Grave situación”. Sadous, embajador de carrera nombrado allí por Duhalde, informaba sobre un tema realmente grave: la falta de noventa millones de dólares del fideicomiso que Argentina y Venezuela mantienen en el Banco UBS de Nueva York. El cable en cuestión no ahorraba metáforas: “Esto afecta directamente la relación”, decía, mencionando la palabra “corrupción” al menos en dos oportunidades. (...)