POLITICA
Opinin

La leyenda del payador perseguido

No importa cuanto poder acumule o cuanto gobierne, el peronismo es la eterna oposición.

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Que la basura es una vergüenza, que ya es hora de darle una solución al tema cartoneros, que el tránsito es un caos, que los hospitales ofrecen una atención de cuarto mundo, que las villas siguen creciendo, que se carece de una mínima idea sobre a dónde debiera ir la ciudad… Vaya a saber por qué razones Filmus ha venido a descubrir tan tardíamente la inoperancia del progresismo sin progreso que gobierna desde agosto de 2000 la capital de esta República sin república.

Escuchar a los candidatos de Kirchner criticando el lamentable estado en que se encuentra la otrora resplandeciente Reina del Plata lleva directamente a la primer pregunta: ¿Quién fue el que lo puso a Telerman ahí? Pregunta para la cual la respuesta es una sola: Kirchner lo hizo. En efecto, después del triunfo en primera vuelta de Mauricio Macri en 2003, el Presidente ofreció su primera versión del discurso del “pingüinito necesitado de ayuda” y volcó la segunda vuelta a favor de sus aliados porteños: la dupla Ibarra-Telerman.

Después vino lo que vino, es decir: Cromañon y el post-Cromañon. De manera que Telerman siguió a Ibarra no sólo en el cargo sino en el estilo: mucha “cultura” (entendida como cine, murgas y conciertos al aire libre), mucha actitud-Buenos-Aires y ninguna solución para los verdaderos problemas de la ciudad.

Lo que nos lleva a la segunda pregunta: ¿cómo es posible, en qué país en serio es posible, que Filmus, ex secretario de educación de Ibarra, dispute el título de “alternativa renovadora” con su ex compañero de gabinete y actual jefe de gobierno Telerman, ex secretario de cultura y luego vicejefe de gobierno de Ibarra, a quien –por si quedaran dudas- parece estar decidido a llevar como cabeza de su lista de diputados? ¿Quién ha estado gobernando esta ciudad desde el 2.000? ¿El Gran Bonete?

La paradoja de la Capital, en la que el kirchnerismo más o menos vergonzante se propone como alternativa superadora de sí mismo, no es más que la versión porteña de la leyenda del Payador Perseguido que desde hace décadas canta el peronismo en todo el país. Todos hemos escuchado esta melodía: el peronismo es el movimiento popular por excelencia. Perseguido por los poderosos, amenazado por el imperialismo y proscripto por las oligarquías vendepatrias, el espantoso fracaso de la Argentina de la segunda mitad del siglo XX lo ha tenido como testigo y víctima, jamás como victimario. Ferozmente maltratado por la Historia, el peronismo se imagina como un San Jorge eternamente en lucha con el dragón. La posibilidad de que sea el dragón, y no San Jorge, no es puesta jamás en consideración.

Ahora bien, una simple cuenta demuestra que desde el golpe del GOU en el que Perón era figura pincipalísima, su movimiento ha gobernado el país mucho más que cualquier otra fuerza política: tres años con el GOU, diez con el primer peronismo, tres en las épocas del retorno fatal, diez con Menem, cinco desde el 2001 hasta hoy. Hacen un total de aproximadamente 31 años sobre 63, casi exactamente la mitad. No importa. La discusión es perfectamente inútil. Haga lo que haga, el peronismo nunca ha tenido el poder, por lo que es irresponsable, en efecto, de los desastres que ha causado, incluido los finales catastróficos de su primer gobierno, del segundo y de la Convertibilidad que supo progeniar. Haya pasado lo que haya pasado, el peronismo no lo hizo. Fue Menem. Fue De la Rúa. Fueron los militares. Fue López Rega. Fue Isabelita. El peronismo, jamás.

No importa cuanto poder acumule ni cuantos años gobierne, el peronismo es la eterna oposición. De manera que, con la misma desvergüenza con la que el peronista Kirchner se presenta, a nivel nacional, como renovador de la política de un país que el peronismo ha gobernado quince de los últimos diecisiete años, Filmus se propone en la Capital como renovador progresista de la política renovadora-progresista que -junto con Telerman- él mismo integró. Lo que nos lleva a la tercera pregunta: ¿terminará Kirchner por enterrar al Felipe nacional en la provincia que el peronismo gobierna ininterrumpidamente desde 1987 para poder así presentar Scioli, convenientemente flanqueado por Manolo Quindimil y Jotahecé, como candidato del cambio epocal?