La ilusión de tener un tren de alta velocidad para emular experiencias del exterior como la de Francia, obnubiló a Cristina Fernández hace poco más de cuatro meses, cuando anunció - sin ponerse colorada - la construcción de un "tren bala" para unir las ciudades de Buenos Aires, Rosario y Córdoba.
En rigor, el plan se echó a rodar a través de un acuerdo económico entre el gobierno argentino y el banco francés Natixis. Las claúsulas establecidas, indicaban que si el financiamiento económico - en los térmicos del CDS, credit default swaps - a 10 años de la Argentina superaba los 800 puntos básicos, "cualquiera de las partes tendrá derecho a posponer", informó el diario El Cronista.
Ese escenario finalmente fue posible debido a los intensos enfrentamientos con el campo que enervaron a los mercados: según cálculos privados, el CDS ascendió al 22 % desde el 11 de marzo - día en que se anunciaron las retenciones - hasta nuestros días. Eso supone que el conflicto con el campo también sobrevoló las expectativas del mercado internacional que, en este contexto, puede paralizar la construcción del sueño kirchnerista un año más.
La resolución 178 orquestada - aunque con reservas - por el entonces ministro de Economía, Martín Lousteu, remarcaba: "En caso de fuerza mayor o cuando el spread de los CDS de 10 años para la República Argentina por un monto aproximado equivalente al capital de cada respectiva seria fuera mayor a 800 puntos básicos, cualquiera de las partes tendrá derecho a posponer la fecha cierre".
La pelea con el campo extiende el sueño del tren bala
Los mercados reaccionaron frente al conflicto. Peligra el acuerdo financiero entre Argentina y los financistas del proyecto.
