POLITICA

La primera fila en el primer acto de Cristina tras la muerte de Nisman

Funcionarios, gobernadores y empresarios la acompañaron para hacerle frente a la crisis institucional. Randazzo y Kicillof, premiados.

Al vicepresidente Amado Boudou lo sentaron al lado de Daniel Scioli.
| Dyn

Este mediodía, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner salió a enfrentar la crisis institucional que dominó el tablero político tras la muerte del fiscal Alberto Nisman con anuncios desde Casa Rosada en materia ferroviaria y previsional.

No lo hizo sola, como en el ascéptico mensaje en cadena nacional& del lunes pasado. Esta vez el clima era festivo, con presencia militante. Por eso, la puesta en escena incluyó gobernadores, ministros, empresarios, legisladores y dirigentes oficialistas, que colmaron el Salón de las Mujeres de la Casa de Gobierno.

Esto no le gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Los grandes premiados por la ubicación fueron Jorge Capitanich, jefe de Gabinete, y Axel Kicillof, ministro de Economía, a quienes la Presidenta ubicó al lado suyo en el escenario principal. Florencio Randazzo, que desapareció virtualmente de la escena pública tras la muerte de Nisman, también fue premiado al aparecer en teleconferencia y protagonizar anuncios. Diego Bossio (ANSES) y Mariano Recalde (Aerolíneas Argentinas) recibieron elogios de la mandataria.

A la derecha comenzaban las sillas de funcionarios y gobernadores donde a Daniel Scioli (Buenos Aires) –que ya participó del acto del PJ en respaldo de Cristina– lo sentaron al lado de una figura incómoda: la del vicepresidente dos veces procesado Amado Boudou. Ambos intercambiaron comentarios, aunque al gobernador, una vez más, se lo notó incómodo.

La fila seguía con Sergio Urribarri (Entre Ríos) y Martín Buzzi (Entre Ríos). Allí también estaban Ricardo Colombi (Corrientes), Fabiana Ríos (Tierra del Fuego), Jorge Alperovich (Tucumán); Jorge Sapag (Neuquén); Francisco "Paco" Pérez (Mendoza), Alberto Weretilneck (Río Negro); Juan Manuel Urtubey (Salta); Lucía Corpacci (Catamarca); Eduardo Fellner (Jujuy).

El apartado de ministros de la Nación, que continuaba a la fila de gobernadores, estuvo completa. Agustín Rossi (Defensa), Débora Giorgi (Industria), Teresa Parodi (Cultura), Carlos Tomada (Trabajo), Cecilia Rodríguez (Seguridad), Alicia Kirchner (Desarrollo) y Julio Alak (Justicia), se mezclaban con el vocero presidencial Alfredo Scoccimarro y el secretario de Legal y Técnica Carlos Zanini.

Presencias llamativas. En la primera fila de espectadores estuvieron repartidos los demás dirigentes. Comenzaba con la presencia de la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, que sonreía junto al imputado por encubrimiento del atentado de la AMIA, el diputado Andrés “Cuervo” Larroque.

La fila era larga. Juliana Di Tullio (diputada), Estela de Carlotto (Abuelas de Plaza de Mayo), Diego Bossio, Mariano Recalde, Juan Cabandié, en ese orden, continuaban la ola de aplausos. Más adelante estaba el exasesor de Boudou en el senado, Juan Zabaleta, el titular del Afsca Martín Sabbatella y terminaba en el secretario de Seguridad Sergio Berni, que lució un traje y se mantuvo con bajo perfil.

El gran ausente fue el dirigente piquetero Luis D’Elía, autodefinido como “soldado de la Casa Rosada”. El titular de MILES acostumbra ir a los actos oficiales a apoyar a la Presidenta. Pero, tras la denuncia de Nisman por encubrimiento, se recluyó en su quinta de Cañuelas, donde pasa sus días de caído en desgracia de la escena política.