Después de compartir casi treinta meses dentro de la alianza oficialista Cambiemos y frente a una crisis que –según elucubran–, ya hace peligrar los planes para el 2019, la sociedad entre el PRO, la Coalición Cívica y la UCR no está pasando por su mejor momento. Porque muchas de las diferencias que surgieron durante el primer tramo de la gestión, fueron minimizadas o pateadas para adelante, con la mira puesta en la continuidad del proyecto conjunto. Pero la ofensiva opositora para frenar el tarifazo y el anuncio sobre un acuerdo con el FMI dinamitaron algunos vínculos que venían complicados.
Según comentaron a PERFIL desde el radicalismo, hay enojo en el bloque de Diputados que conduce Mario Negri por varios motivos: en primer término se preguntan por qué Elisa Carrió y nueve de sus diputados no fueron a votar en contra del proyecto para frenar los aumentos de tarifas. La situación, que fue caricaturizada en el recinto con una gigantografía de la diputada para marcar su ausencia, fue motivo de ironías en el chat de Whatsapp de los integrantes del interbloque de Cambiemos. También estuvieron ausentes los macristas Samanta Acerenza y Leandro López Koenig –adujo una fuerte migraña– y la radical Aída Ayala, concentrada en zafar del desafuero.
Los radicales también se quejan porque sienten que la sociedad les endilga una mayor responsabilidad por la situación que la que pesa sobre Carrió. Mientras la chaqueña es la única que por estos días tiene un rol activo en la defensa de las políticas del Gobierno, el silencio de varios de sus soldados se agudizó ante las consultas sobre el regreso al FMI.
Para meditar el anuncio que realizó Macri el martes, los radicales se juntaron por la noche en un hotel céntrico. El encuentro, que contó con el titular partidario Alfredo Cornejo, los jefes parlamentarios Luis Naidenoff y Mario Negri, el gobernador de Corrientes Gustavo Valdés, entre otros, marcó el regreso de Ernesto Sanz a la rosca política. Cornejo es hoy la cara más visible de los reclamos de la UCR y, según supo PERFIL, tuvo un fuerte cruce con el jefe de Gabinete, Marcos Peña en la reunión en Gobierno el último lunes que casi lo hace abandonar la sala. Estos repetidos enojos hicieron que varios de los macristas más acérrimos comenzaran a deslizar la posibilidad de tomar distancia de los radicales. Para calmar los ánimos, el Presidente visitó el miércoles al gobernador en Mendoza y sellaron la paz, al menos por unos días.