“No merece comentarios. Sólo un chico puede decir eso. Corre por cuenta de quien lo dice”. Así, Javier González Fraga dio por cerrado ante la consulta de Perfil.com el nuevo ataque del Gobierno contra quienes lo critican. Esta tarde, refiriéndose a él, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, había afirmado: “El que sabe sabe, y el que no es consultor”.
A falta de más declaraciones del principal damnificado por la crítica, otros consultores se atrevieron a recoger el guante y retrucarle al funcionario. Por ejemplo, la desde hace 18 años asesora en el rubro de recursos humanos Gloria Cassano, quien le devolvió la gentileza diciendo en tono pícaro “el que no sabe es político”.
La especialista se refirió puntualmente al secretario de Comercio diciendo: “A mí no me resulta un tipo que irradie conocimiento para nada. Es más: quisiera ver si hoy no fuera político qué empresa querría tomarlo. Solamente podría trabajar como consultor para una entidad pública, porque las empresas no quieren tomar a nadie que haya trabajado para el Estado”.
Cassano reconoce que en su profesión “hay de todo como en cualquier otro ámbito, como hay médicos buenos y médicos chantas”, pero aclara que “la mayoría de los consultores podemos aportar bastante a una empresa desde una mirada distinta, más objetiva y global, que muy bien le hubiera venido al Gobierno en esta negociación con el campo”. Según Cassano, en definitiva, la de Moreno es una “agresión gratuita” que demuestra “la falta de espíritu democrático” y el estilo “totalmente confrontativo” del Gobierno. “En liderazgo, cero”, no duda en calificar la consultora.
Para Manuel Mora y Araujo, en tanto, las declaraciones de Moreno son “un chiste” que “es para contestarlo en broma”. Sin embargo, sus respuestas son muy serias cuando dice que “hoy no hay gobierno en el mundo que no emplee consultoras” y que “Kirchner se jactó más de una vez de que no necesita consultores, pero esto es tan ridículo como decir que no necesita un médico”.
Especialista en el tema, Mora y Araujo acota que “un consultor en materia de comunicación hubiera ayudado muchísimo al Gobierno, porque evidentemente se han equivocado mucho en la forma de decir las cosas, pero también hubiera venido bien otro tipo de consultoría, que sirviera por ejemplo para comprender mejor el aporte que el campo hace a la economía argentina”.
Responsable desde 2001 de la consultora Ingouville & Nelson, especializada en negociación y manejo de conflictos, Francisco Ingouville dice por su parte que con su comentario sobre los consultores “lo único que quiere Moreno es descalificar, sin entrar en el terreno de las ideas”.
Tras referirse a lo dicho por el secretario de Comercio como “un juego de palabras bastante irresponsable, que no tiene contenido sino sólo una intención”, Ingouville se pregunta: “¿Por qué no habla de lo que dice el consultor y demuestra que lo que dice el consultor está mal? Hay que tener en cuenta que González Fraga fue presidente del Banco Central, o sea que es alguien preparado”.
A continuación, el consultor dice que el que adopta Moreno “es el paradigma competitivo y no colaborativo del debate”, que “es un tipo de discusión totalmente inútil” ya que “es imposible sacarle algo al otro diciendo que no sabe o discutiendo conclusiones y no datos objetivos”.
Ingouville lamenta a su vez que en el conflicto con el campo el Gobierno no utilice la ayuda de un especialista capaz de ayudar a que “las partes trabajen con sinergia, sin eso de atacarse y defenderse que venimos viendo constantemente”, especialmente teniendo en cuenta que “hoy hay toda una tecnología para la resolución de conflictos”. En este sentido, Ingouville recomienda un mediador que “pueda aportar su imparcialidad ayudando a fijar reglas para que el proceso y la dinámica de comunicación sea sano", además de "poner a negociar bajo esos lineamientos a quienes puedan realmente negociar y hacer ver qué es lo que se va a conseguir como máximo sin la ayuda de la otra parte”.
También es necesario según el consultor “mostrar a las partes que tienen intereses comunes y otros divergentes, pero rompiendo el miedo de que lo que quiere el otro impide lo que quiero yo”, así como demostrar que “las posiciones pueden ser incompatibles, pero los motivos reales pueden a veces no serlo tanto”.
Ingouville cree que ello se da en el actual enfrentamiento entre Gobierno y campo, como explica al decir: “Hay que ver realmente cuáles son los intereses en juego, el para qué, que muchas veces no es muy confesable o al menos no puede decirse en público. Por eso es importante manejar estas cosas en privado, es decir en un ámbito en el que podrían resolverse sin riesgo de que se pierda la gobernabilidad que algunos parecen pensar que está en juego”.
De la forma en que está planteado este conflicto, en definitiva, "es lógico que haya mucho de teatro y mucha mentira, porque ambas partes se ven obligadas a mentir y rebatir argumentos”, dice el consultor antes de lamentarse por el hecho de que “mientras la tecnología creció increíblemente, hoy sigamos teniendo la capacidad de negociación de los romanos”.
Finalmente, Ingouville compara: "Este conflicto con el campo me hace acordar al de las papeleras, que también es un problema creado por nosotros mismos. Se podrían haber acordado mejoras, pero se recurrió a una confrontación que al final no dio resultado, porque Botnia sigue funcionando y no tenemos ni voz ni voto para impedir que ello ocurra".