Desde Salta
Son avionetas de mediano porte y despegan de vaya saber dónde, ingresan de madrugada al espacio aéreo argentino, a unos 300 metros de altura, y sin luces a la vista. El vuelo rasante es para no ser detectado por los radares. Una misión arriesgada para cualquier piloto y se la llama “lluvia blanca”.
Cuando llegan al punto de contacto los narcos sueltan la carga y un grupo la recolecta en tierra. Los avezados pilotos del contrabando pueden tirar cualquier cosa, no sólo cocaína. Muchas veces “los bultos” pueden ser retirados a los pocos días y son rastreados gracias a la tecnología del GPS. Los detalles los cuenta a PERFIL una fuente de una fuerza de seguridad que hace inteligencia en la extensa frontera que Salta comparte con Bolivia, Paraguay, y Chile.
“¿Ustedes escuchan ese ruido?”, preguntó un funcionario judicial de Salta mientras terminaba de cenar con un grupo de legisladores que el 29 de febrero de este año viajó al norte para ver cómo funcionaba el contrabando. No todos los comensales lograron oír el ruido de las dos avionetas. “A esta hora no salen para fumigar, son las que largan la ‘lluvia blanca’,” dice el hombre de la Justicia que esa noche de empanadas y vino agasajó a poco más de media docena de diputados y senadores nacionales, y legisladores provinciales. La anécdota es narrada por un congresista nacional que pidió que su nombre no sea publicado. “Usted se vuelve a Buenos Aires, yo soy de Salta y mi familia vive acá”, se justificó.
El Parque Nacional Baritú, un área natural muy frondosa protegida en el departamento salteño de Santa Victoria, es una de las predilectas para lanzar “lluvia blanca”. La zona más escarpada del departamento de Anta, es otro de los lugares donde sueltan “los bultos”.
Pero no todo pasa por aire, también llega carga por tierra y es tan dispersa que podría confundir hasta al perro con mejor olfato de los que usa Gendarmería para detectar droga. En una frontera tan extensa la metodología “hormiga” sigue dando un rédito millonario. “No tenemos ni idea cuánta droga puede pasar por la frontera. Imagínese que nosotros nos manejamos por los operativos que hace la Gendarmería. ¡Qué sabemos cuántos kilos de cocaína incautaron! Usted recuerde, que en buena medida, nuestra vida y la de nuestra familia depende de ellos”, explicó a PERFIL un funcionario judicial. Hay un sólo escáner y dos rutas para controlar. En Salvador
Mazza y en Orán todos parecen saber dónde estará el escáner hoy.