POLITICA

Las elecciones cambian las prioridades en el Gobierno de Cristina

Los movimientos en el gabinete buscaron darles mayor dinamismo a las políticas de seguridad en Buenos Aires. Y a la vez mejorar las chances en Santa Fe para compensar otras derrotas.

Policía. La inseguridad será un eje de debate en la contienda bonaerense.
| Cedoc

A 20 días del cierre de listas, Cristina Kirchner tomó las riendas de la campaña. El cambio en el gabinete tuvo como objetivo desplazar a Agustín Rossi de la pelea electoral en Santa Fe porque era un obstáculo para unificar al PJ detrás de los candidatos mejor posicionados. Paralelamente, el cambio de ministros busca darle mayor dinamismo a la política de seguridad, principal reclamo de los votantes según todas las encuestas de opinión.

Rossi, que debía renovar su mandato como diputado nacional, sufre desde hace años la interna del peronismo: en la vereda de enfrente tiene al ex gobernador Jorge Obeid y a la ex diputada María Eugenia Bielsa. Con el cambio de gabinete, la jefa de Estado les allanó el camino para que encabecen las listas del Frente para la Victoria en la provincia, donde ponen en juego una banca y pretenden ganar algunas más de las nueve que se disputan.

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CFK movió a Arturo Puricelli de la jefatura del Ministerio de Defensa a Seguridad. Y sacó a Rossi de la Cámara de Diputados y lo llevó al lugar que antes ocupaba Puricelli. Así corrió al diputado de la disputa electoral en Santa Fe, una provincia gobernada por el socialismo y con el macrista Miguel del Sel como principal opositor. Con el peronismo abroquelado, Cristina Fernández cree que conseguirá una mejor performance en Santa Fe, para equilibrar las derrotas inevitables de Córdoba y Capital Federal.

Si logra un triunfo en la provincia de Buenos Aires y mejora las chances en Santa Fe, es más posible –según los cálculos krichneristas– obtener una victoria a nivel nacional, para asegurarse una mayoría holgada en el Congreso Nacional.

La Presidenta, y algunos ministros –otros son escépticos– quieren dominar las dos cámaras para habilitarla a un tercer mandato, una tarea que parece más que complicada, sobre todo cuando el Gobierno está enfrentando denuncias de corrupción, hartazgo por la inflación y bronca por la inseguridad.

Como agravante para Rossi,  los intendentes de Santa Fe le venían diciendo al ministro de Planificación, Julio De Vido, que si era elegido candidato, ellos no lo acompañarían. La jefa de Estado resolvió el rompecabezas colocándolo al frente de Defensa donde, dicen, el papel es más “decorativo”.

Ayer, la Presidenta los recibió a los dos en la Quinta de Olivos, quizás, como una mera ceremonia formal ante de la jura, que se producirá este lunes.

Pero la jugada ministerial no estuvo restringida al interés por Santa Fe. Cristina empezó  también la campaña en el Conurbano bonaerense. En menos de 15 días hizo un raid que terminó el jueves de esta semana –y que seguirá– con un acto en Lomas de Zamora, donde “mimó” al intendente Martín Insaurralde y vapuleó al gobernador bonaerense Daniel Scioli. El mensaje fue: la jefa de este territorio soy yo.

Cuando corre el reloj para la presentación de listas, la danza de potenciales candidatos incluye desde el propio Insaurralde hasta Florencio Randazzo, quien ayer estuvo en la Quinta de Olivos, y Alicia Kirchner.

Más cambios.
La confección de las listas derivará en otros modificaciones en el gabinete. Si se va Alicia, su posible reemplazante es Andrés “Cuervo” Larroque, diputado y jefe de La Cámpora. La candidatura de Randazzo también dejaría una vacante. Ayer, una versión indicaba que la Presidenta le había anticipado: “prepará las valijas”. La modalidad de la campaña quedó plasmada en el acto del jueves en Lomas. Será Cristina Fernández, desde el atril, quien se ponga al frente en cada aparición en el Gran Buenos Aires y en el interior, porque está convencida de que los votos (tanto el 54 por ciento que obtuvo en 2011 como los de ahora) dependen de su protagonismo. Los sondeos en poder del Gobierno indican que un candidato del oficialismo, con el arrastre de Cristina podría obtener en Buenos Aires entre 38 y 40 por ciento de los votos, por encima del 32% logrado en la derrota de 2009. Por ahora, el kirchnerismo descansa en eso y en la oposición, que no logra ponerse de acuerdo. El principal rival, hasta ahora, es Francisco de Narváez. La UCR todavía no anunció a su candidato.

Todo puede cambiar si Sergio Massa compite, ya que por ahora las encuestas lo favorecen. Con hermetismo, la Presidenta ya tiene en la cabeza la lista de candidatos, que redactará el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini. “¿Y vos, querés ser diputado?”, le preguntó un funcionario a un ministro. “Nadie sabe quiénes van a ser los candidatos, sólo ella. Así que no depende de mis ganas”, contestó. La única certeza es que Cristina Fernández no dejará en Scioli el destino electoral del kirchnerismo en el principal distrito del país.

 

Los guiños para Insaurralde

En el desembarco de Cristina Kirchner en el Conurbano, el jueves, el “mimado” presidencial fue el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, a quien en el kirchnerismo mencionan como posible candidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires. Los que lo “venden” como potencial candidato aseguran que tiene un perfil de gestión, que fue un hombre que se sobrepuso a una enfermedad difícil (tuvo cáncer) y que puede dar con el target que arrastra Sergio Massa. Pero no es el único intendente que podría ir en la lista. Se menciona también al de La Matanza, Fernando Espinoza, que comanda el distrito más poblado de la Provincia. La idea de que los jefes comunales participen de la campaña tiene que ver, también, con garantizar que el “aparato” del PJ se movilice para conseguir los votos que necesita el kirchnerismo en Buenos Aires.