Juan Carlos Lascurain fue excarcelado el pasado jueves, luego de abonar una fianza de 100 mil pesos, tras haber sido detenido en el marco de una causa conexa por desmanejos entorno a la obra pública relacionada con Yacimientos Carboníferos Río Turbio (YCRT). El dueño de Fainser S.A. fue entrevistado en 2008 por Jorge Fontevecchia en PERFIL, cuando presidía la Unión Industrial Argentina (UIA). En ese entonces, el empresario y dirigente negó vínculo alguno de su socio con el Estado, y habló sobre su empresa, el tipo de cambio, la inflación y la relación con el Gobierno kirchnerista.
A continuación, algunos de los fragmentos más interesantes de la entrevista:
—Después de que Ud. resaltara el duhaldismo de De Mendiguren, el vicepresidente de la UIA le respondió diciendo que él sí podía hablar libremente porque no dependía de la obra pública y no era proveedor del Estado. ¿Royo -su socio- le vende tubos de acero con costura al Estado?
—Seguramente se refirió a otra cosa, porque -Norberto- Royo no tiene vinculación con el Estado.
—¿A su empresa de calderas Fainser? ¿Allí sí el Estado es importante?
—Nosotros tenemos varios rubros de trabajo. Unos son los equipos de proceso en la energía. Mis clientes son Repsol, Pan American, tengo infinidad de clientes. En ese rubro nosotros estamos exportando a Bolivia, a Perú, y en el rubro de construcciones, que son las grandes caldererías, estamos exportando a Venezuela, también a Perú, a Brasil... Por ejemplo, en Venezuela le exportamos a SIDOR. Acá en la Argentina trabajamos para Techint. La base del alto horno que inauguró el año pasado pesaba 108 toneladas.
—¿Cuántas personas trabajan?
—Ciento treinta. Al tomar la licencia de Foster Wheeler, que es una empresa internacional, entramos en el negocio de las calderas de generación de vapor y de las calderas industriales. En ese rubro nosotros somos contratados por Alstom, que hace la ampliación a Aluar. En Campana lo que hicimos fue presentarnos a una licitación y ganamos. Alstom se presenta a una licitación en la provincia de Buenos Aires por la Central Costa Atlántica y nosotros vamos como contratistas nominados. Como Alstom era oferente único, no le adjudican y viene una segunda licitación, a la que se presentan Alstom y una empresa china. En ésa fuimos como contratistas nominados de las dos empresas.Hubo un problema con la empresa china por un tema de financiamiento, avales, y se volvió a anular la licitación. Entonces, la gente de General Electric, que es la que va a proveer la turbina, nos dice que ya que somos los subcontratistas nominados, por qué no nos presentamos nosotros. La realidad es que ellos nos tenían que cotizar las turbinas y confiar en nosotros. Y así fue, y en esta obra de la central de Villa Gesell nosotros le ganamos otra vez a otra empresa china.
—Durante el último acto del Día de la Industria, en septiembre, en plena campaña electoral, el entonces presidente Néstor Kirchner garantizó a los empresarios la continuidad del tipo de cambio competitivo y de las políticas activas para el crecimiento si Cristina Kirchner era elegida presidenta. Dos sábados atrás, durante la conferencia de prensa en Olivos, la Presidenta dijo que no hay “un tipo de cambio presidencial”. ¿Hay diferencias en el modelo industrialista de Néstor y Cristina Kirchner?
—No. El tipo de cambio que estaba en 3,17/3,20, supongo que va a retomar ese nivel. Eso no implica que la competitividad vaya a tener una mejoría, acá lo importante es cómo tener un tipo de cambio competitivo, pero real, no el nominal. En ese sentido, me parece que hay muchas cosas para hacer.
—Me parece que decir que el problema es que no había crédito es no ver la cuestión de fondo: un sistema que no promovía la inversión porque no había la suficiente seguridad jurídica.
—Es una visión que respeto. No hay crédito porque, evidentemente, si yo puedo colocar mi dinero a un porcentaje superior, lo voy a colocar.
—¿Más competencia no bajaría los precios?
—En algunos rubros no hay posibilidades de que haya más competencia, pero tiene que haber una responsabilidad empresaria en cuanto a los precios, no una fiscalización, sino una visión del Estado con respecto a esa participación.
—¿Se podría promover más competencia fomentando la inversión?
—En muchos casos nuestro tamaño de mercado no acompaña. En algunos rubros hace que tampoco haya muchos jugadores.
—¿Cree Ud. que una de las formas de combatir a la inflación es con más competencia, más oferta de distintos productos?
—En determinado momento, estaba la misma oferta y no había inflación. Hay otros factores a considerar.
—Ud. dice que las críticas no son sólo las que salen publicadas, sino también las que se hacen en privado. Por lo tanto, infiero que ustedes han sido críticos en privado. Entonces, ¿por qué en Brasil las organizaciones empresariales pueden criticar públicamente para que también los ciudadanos comunes accedan a esa información?
—A mí nadie me prohíbe criticar.
—¿Y por qué no critican públicamente?
—No sé, es una decisión nuestra. Tenemos la independencia de criterio para definir cómo actuar…
—¿Le preocupa a la UIA esta tendencia al capitalismo de amigos?
—¿Capitalismo de amigos?
—Sí, capitalismo de amigos.
—(Silencio.)
—Fue la frase con la que el ministro Lavagna se despidió del Gobierno, ¿recuerda?
—La verdad, no sé qué es capitalismo de amigos.