En su paciente lucha por mejorar su imagen y aparecer como presidenciable, nada es descabellado ni se descarta en el entorno de Mauricio Macri. Ni siquiera morder biromes para mejorar su dicción, como le aconseja su fonoaudiólogo. Pero esta es sólo una de las tareas a las que, según revela el nuevo número de Noticias, el jefe del PRO dedica ingentes esfuerzos para ser -y parecer- cada día más ganador.
Además del especialista que le aconseja hablar masticando una lapicera o un lápiz -al que suele visitar los martes en el coqueto barrio porteño de Las Cañitas-, al menos otros cinco profesionales de distintas ramas integran el selecto -y muy bien pago- grupo de coachs que moldean el discurso y la imagen del ex presidente de Boca.
Si hubiera que elegir uno de esos asesores como el más influyente, seguramente sería el ecuatoriano Jaime Durán Barba, histórico gurú del Ingeniero que lo guía desde sus comienzos en la política. Irónicamente, hace algunas semanas le aconsejó a Mauricio que analize la posibilidad de contratar un nuevo asesor de imagen.
Durán Barba viene a Buenos Aires todos los meses, pero piensa que con ello no basta para que Macri aprenda a mejorar su clásica incomodidad ante los medios de prensa. Por lo pronto, quiere que alguien le enseñe a mejorar su gestualidad, a mostrarse más afable y a fruncir el ceño ante las preguntas de los periodistas.
En el plano de las ideas, quien asesora a Macri es el filósofo Alejandro Rozitchner, quien también tiene la idea de aportar creatividad al espacio, junto con el publicista Ernesto Savaglio. El blog de Rozitchner es el favorito de los funcionarios porteños, que hacen un buen aporte al contador de visitas del sitio.
Otro de los mediáticos asesores que componen este "Dream Team" es el ex rugbier uruguayo Fernando Parrado, quien sobreviviera a la tragedia aérea de Los Andes que inspirara la recordada película norteamericana "¡Viven!". Convertido en experto en crisis, el hombre dio recientemente sus consejos a los funcionarios del PRO a cambio de unos cuantos miles de dólares.
Pero no sólo de imagen, discursos e ideas vive Macri, quien además se preocupa y mucho por que su mente esté en plena armonía con su función y sus ambiciones. Para ello, visita regularmente a un psicólogo, que no se cansa de escucharlo hablar de la difícil relación con su padre Franco -tan macrista como K- o de su separación de Isabel Menditeguy. Claro que, resueltos esos temas, las charlas de diván del Ingeniero se centran desde hace un tiempo en otra obsesión. Adivine cuál...
