Lo más llamativo es que todos portan el apellido que comenzó a pronunciarse desde la ruta 14, a kilómetros de Gualeguaychú, y que hoy está en boca de todos los argentinos.
Margarita, “la Gringa” como la llama su familia por su sangre de inmigrantes, sólo escucha la voz del líder de su hijo a través del teléfono. Alfredo De Angeli se comunica casi a diario para tranquilizarla y contarle su recorrido por ciudades que nunca imaginó visitar.
“No le caen bien las noticias a mi mamá. Se pone muy nerviosa. Ella nunca imaginó que esto se extendería tanto tiempo ni que Alfredo sería quien lo encabezaría”, contó Celia, una de las dos hermanas mayores.
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