Alejandro Miranda
Sin salud en los discursos
En la Argentina hay mujeres, niños y niñas que mueren por causas evitables, algunas vinculadas a falta de infraestructura, como las dificultades para acceder al agua potable o a una red de cloacas, y otras directamente explicadas por deficiencias del sistema sanitario. Sin embargo, la salud ha estado ausente en los discursos de la campaña electoral; no hubo propuestas ni ideas sobre cómo revertir la tendencia negativa de algunos indicadores en los que la Argentina tiene asignaturas pendientes, como la reducción de la mortalidad materna e infantil.
La salud tampoco figura en la agenda mediática, salvo hechos de gran repercusión pública. Este fenómeno contribuye con la invisibilidad de una problemática compleja como es la falta de acceso a la salud: insuficientes recursos económicos e infraestructura, embarazo adolescente, aumento de prevalencia de enfermedades crónicas, envejecimiento de la población, entre otros, que atraviesan todo el tejido social y que cada día le exigirá más respuestas al sistema de salud pública.
Y esta ausencia en el plano de la comunicación tiene su correlato en la opinión pública: según un relevamiento de Facebook, la Salud ocupó sólo el 25% de las conversaciones en redes sociales durante la campaña por detrás de la Economía (57%), la Seguridad Social (48%), los Asuntos Internacionales (42%), la Educación (35%) y la Seguridad (34%). ¿De qué hablar entonces?
Asimismo, el sistema federal de la Argentina desdibuja el rol rector de Ministerio de Salud de la Nación y lo imposibilita al momento de instar a la definición de políticas públicas, clave en las provincias.
En paralelo se da una compleja implementación de programas clave a nivel nacional, lo que provoca grandes brechas y asimetrías a lo largo y ancho del país. En este sentido, urge fortalecer el rol rector y regulador del Ministerio, del Consejo Federal de Salud (Cofesa) y de los Pactos Federales de Salud para regular y controlar las diferentes fuentes de financiación de sistema de salud y disminuir así la fragmentación responsable de la inequidad en la salud pública en la Argentina. Por otra parte, el Poder Legislativo también debe asumir un mayor protagonismo y avanzar en leyes clave para mejorar la calidad y eficiencia del sistema sanitario, como la Ley de Desarrollo de Enfermería, que permitirá contar con mayor cantidad de profesionales, mejor capacitados y remunerados
* Comité Ejecutivo de la Alianza para la Salud de la Madre, Recién Nacido y Niño (Asumen)
Cecilia Veleda
Consenso creciente sobre la relevancia de la educación
La educación ha ocupado un lugar significativo en esta campaña electoral, tanto en el debate presidencial organizado el 4 de octubre, como en los spots y discursos de los candidatos, y en los debates de los referentes sectoriales de cada espacio político. Quizás sea éste el signo de un consenso creciente en torno de la relevancia de la educación para el desarrollo humano y económico del país. Se perfilan así diversas propuestas (detalladas en el sitio www.yovotoeducación.org.ar), con coincidencias.
Para mejorar los aprendizajes de los alumnos, cuestión central en el período que viene, Rodríguez Saá, Massa, Macri y Scioli plantearon la importancia de realizar evaluaciones censales que permitan desarrollar estrategias de mejora en función de las dificultades específicas de cada escuela. Scioli y Massa también mencionaron la necesidad de apoyar la enseñanza de los docentes en ejercicio. Como cuestión transversal, surge la necesidad de potenciar el uso de las nuevas tecnologías (Rodríguez Saá, Stolbizer, Macri y Scioli).
Prestigiar la profesión docente es un objetivo presente también en las propuestas, a concretarse mediante el incremento salarial (Stolbizer, Del Caño, Macri, Rodríguez Saá y Scioli), una mejor formación inicial (Stolbizer y Macri) que comprenda exámenes diagnósticos (Scioli) o habilitantes para los candidatos a la docencia (Massa y Macri), el premio al presentismo (Massa y Rodríguez Saá) y la evaluación de los docentes (Massa y Macri).
La necesidad de fortalecer la atención de la primera infancia y garantizar el acceso a las salas de 3 y 4 años está presente en las plataformas de todos los candidatos. Para la educación primaria, Scioli y Macri proponen continuar con la extensión de la jornada escolar, hasta cubrir al 30% de los alumnos del país. La transformación de la educación secundaria, el nivel con mayores desafíos, exigirá la designación de los docentes por cargo y no por hora cátedra (Scioli, Macri), el fortalecimiento de las tutorías (Scioli, Macri y Massa), instrumentos de alerta temprana para prevenir el abandono (Scioli, Macri y Massa), o estímulos económicos para los alumnos (Rodríguez Saá).
Para lograr estas metas, varios de los candidatos presidenciales proponen aumentar la inversión en educación hasta garantizar el cumplimiento del 6% del PBI con base en 2004 establecido como objetivo en 2005 por la Ley de Financiamiento Educativo (Macri, Massa y Rodríguez Saá), o llegar al 7% (Scioli y Stolbizer).
* Investigadora principal del Programa de Educación de Cippec.
Martin De Simone
(In)seguridad en la batalla electoral
Así como durante los 90 el delito común se erigió como un tema de relevancia en la agenda pública, durante la última década lo ha hecho la criminalidad organizada. En ese marco, la campaña electoral ha tenido en la inseguridad uno de sus principales tópicos, y han sido dos los ejes de propuestas con mayor repercusión.
En primer lugar, la intención de emplear a las Fuerzas Armadas para combatir el narcotráfico. Lo cierto es que la experiencia internacional muestra que esta postura no ha sido efectiva y ha generado efectos negativos en los niveles de violencia y en el respeto a los derechos humanos. Considerando la facilidad de los grupos criminales para corromper organizaciones, la incursión militar de manera directa en la lucha contra el delito representaría un paso atrás respecto de uno de los consensos interpartidarios más fuertes de nuestra democracia: la escisión entre seguridad y defensa.
En segunda instancia, los candidatos parecen centrar sus propuestas en el combate a la oferta de drogas más que en el control de la demanda. En ocasiones, la atención se restringe aún más, dirigiéndose hacia los pequeños puntos de expendio. No obstante, los grupos criminales poseen una gran capacidad para reproducirse rápidamente, puesto que no se ven constreñidos por la inercia institucional propia de las organizaciones que se rigen por normas, y son justamente los eslabones más bajos de las cadenas criminales los más fáciles de reemplazar.
A pesar de la predominancia de un enfoque militarista, punitivo y demasiado operativo, se vislumbran ciertos halos de esperanza: los cuadros técnicos de los candidatos, así como algunos candidatos de menor trascendencia pública, optan por un enfoque más estratégico e integral, y algunas propuestas apuntan a atacar las ganancias de los grupos criminales o a emplear la información y la tecnología para reducir la violencia.
La inseguridad es un fenómeno complejo en el que se mezclan la economía formal y la informal, y las políticas de seguridad no pueden concebirse aisladas de las de salud y educación, ni de la regulación financiera y las relaciones exteriores. La prevención y la reducción de daños han demostrado ser más costo-eficientes que las medidas punitivas. Será tarea del próximo presidente convocar a repensar nuestro sistema de seguridad interior para poner el foco en la seguridad ciudadana como política de Estado, con el bienestar de los individuos desde una perspectiva democrática como prioridad.
*Lic. en Ciencia Política (UdeSA) - Consultor en Seguridad Ciudadana.
Pablo Secchi
Transparencia: poco y nada se ha escuchado
La llegada de un nuevo gobierno renueva las esperanzas de aquellos que fomentamos mayor transparencia e instituciones más fuertes para nuestro país. Los 12 años de kirchnerismo dejan desafíos importantes en materia de lucha contra la corrupción e impunidad. ¿Encontramos en la agenda de campaña estos desafíos?
Por naturaleza los candidatos de la oposición toman la cuestión de la transparencia como bandera, tema casi vedado para Scioli por ser parte del Gobierno. El gobernador entonces ha escapado de este tema en lo discursivo, y habrá que ver si en la práctica puede diferenciarse del actual gobierno que, desde su vicepresidente, pasando por Once, y los empresarios que mantienen negocios con la familia presidencial, acumula una gran cantidad de denuncias.
Un eje. Massa parece ser el candidato que ha tomado el tema de la corrupción como uno de los ejes de su campaña. Alejado en las encuestas, su discurso es terminante en temas como las estadísticas, el 82% móvil, la inflación, y claro también la corrupción. En este caso propone el juicio de residencia, la imprescriptibilidad de los delitos de corrupción, y la tipificación de la “corrupción”, más allá de que ya está tipificada en distintos delitos. Habrá que ver, en caso de ser elegido presidente, si su actitud será diferente a cuando formó parte del gobierno actual y en su agenda no pareció estar presente la lucha contra la corrupción.
Empañada. La campaña de Macri se vio empañada por el caso Niembro. Su discurso diferenciador del gobierno nacional a partir de la integridad se derrumbó como un castillo de naipes al observarse que las prácticas en materia de publicidad oficial (recordemos el veto a la ley de publicidad oficial de la ciudad) y contrataciones públicas siguen los denominadores comunes de la política argentina. Durante su campaña insistió en varias oportunidades con sus políticas de gobierno abierto que si bien comenzó a implementar, apenas fueron pasos muy tímidos en materia de transparencia.
Institucionalista. Stolbizer es quizás quien tenga el discurso más institucionalista, con un claro mensaje en relación con la importancia de la integridad en la función pública. La acompaña en este discurso por un lado su comportamiento político y una campaña austera, pero también la realidad de no haberse codeado tanto con el poder real como los demás candidatos, lo que es una gran ventaja.
La agenda de la transparencia del próximo gobierno debería incluir el fortalecimiento de los organismos de control, el acceso a la información pública, la sanción de una ley de colaborador eficaz para casos de corrupción, y especialmente una mejor normativa y control del financiamiento de los partidos políticos. Poco y nada se ha escuchado sobre estos temas durante la campaña 2015.
* Director ejecutivo de Poder Ciudadano.