Los empresarios Hugo y Mariano Jinkis, involucrados en el escándalo de corrupción de la FIFA, se negarán a ser extraditados a los Estados Unidos y pelearán para que el proceso judicial se lleve a cabo en el país. La estrategia de los propietarios de Full Play, la empresa que tiene los derechos de televisación de los partidos de la Selección Argentina, es demostrar que los delitos por los que son acusados en Norteamérica no son reconocidos como tales en Argentina.
La versión acerca de la supuesta extradición de Alejandro Burzaco, el otro argentino en la mira de la Justicia estadounidense, no modificará los planes de la defensa de los Jinkis. Las negociaciones marchan por carriles distintos. Los Jinkis aguardan ahora conocer la lista completa de delitos por los que son acusados, según indicaron sus abogados. Los titulares de la compañía de marketing deportivo están acusados de haber pagado sobornos millonarios a dirigentes de la FIFA para obtener los derechos de televisación de los partidos internacionales.
El 26 de junio los Jinkis abandonaron la Superintendencia de Investigaciones de la Policía Federal de Villa Lugano y se trasladaron a los domicilios que fijaron ante la Justicia para cumplir con la prisión domiciliaria que les otorgó el juez Claudio Bonadio. La decisión de no aceptar la extradición encuentra sus razones en que los empresarios manejan la empresa Full Play a control remoto. Y lo hacen desde sus casas. Mariano pasa sus días en el Country Club Los Cardales y Hugo fijó domicilio en una propiedad de San Isidro. Ninguno de los dos tiene restricciones en cuanto a la utilización de teléfonos celulares ni computadoras. Además pueden llevar a cabo reuniones de directorio y recibir a sus asesores más cercanos.
Burzaco, en duda. Ante las versiones de que el ex CEO de Torneos y Competencias, Alejandro Burzaco, podría ser extraditado a Estados Unidos en los próximos días, sus abogados aclararon a PERFIL que aún no se llegó a un acuerdo con los fiscales de Brooklyn.
