Los jueces “francisquistas” tienen perfiles diversos. Los unifica un objetivo común, un poco a contrapelo del statu quo imperante en los tribunales: que el Poder Judicial incorpore en su lenguaje y fallos el compromiso de la lucha contra la pobreza. Se trata de un grupo de jueces, camaristas y fiscales, organizado hace casi un año y alineado con la doctrina social del Papa.
Mientras preparan un encuentro nacional para marzo en Iguazú, pulen detalles de su tercer documento. “No es posible vivir en paz y democracias plenas ante la existencia de procesos en los que se profundiza el descarte de personas y la destrucción del medio ambiente”, afirma el primer texto de este colectivo. El segundo estuvo dedicado al Golpe de Estado en Bolivia.
Los magistrados ya comparten grupo de whatsapp, con intercambios jurídicos: el enemigo compartido es la exclusión social. Evitan temas que generan matices y controversias. Por ejemplo, el concepto del lawfare, denunciado tanto por Cristina Kirchner como por Francisco, quien lo cita sin dar nombres de perseguidos.
“Cualquier juez puede ser parte de este grupo, en la medida en que esté comprometido con la erradicación de la pobreza. Compartimos una mirada: que la pobreza es el problema central de la hora en la Argentina”, asegura el camarista porteño Carlos Balbín.
Ex Procurador del Tesoro (a cargo de defender los intereses del Estado), Balbín fue echado por el macrismo en 2017 cuando recomendó hacer una auditoría en vez de apurar el perdón a la deuda millonaria al Grupo Macri. La del Correo no fue la única fricción que acumuló en su mandato. Antes, el juez de origen radical había intentado frenar otro acuerdo polémico: el de Autopistas del Sol, empresa vinculada a la familia del Presidente. Por ese caso, en que se investiga a Mauricio Macri y otros funcionarios, Balbín acaba de dar su testimonio ante el juez Rodolfo Canicoba Corral.
Bajo el paraguas del Capítulo Argentino del Comité Panamericano de Jueces por los Derechos Sociales y la Doctrina Franciscana, también figuran Andrés Gallardo, Sebastián Casanello, Fabiana Schafrik, César Jiménez, Roberto Pompa, María Claudia Caputi y Guillermo Treacy. Otras figuras que mostraron afinidad hacia la movida son el ex supremo Raúl Zaffaroni; Inés Weinberg de Roca, Juan Pablo Más Vélez y Elena Liberatori. “Si el Estado está debilitado por reglas que estipula el mercado, eso también incide en la pobreza”, opina Balbín, con tono picante.
Hace 20 días, el juez Gallardo se reunió con jueces sudamericanos en la ciudad de Porto Alegre. Les llevó una carta manuscrita por el Papa. “Cuando la irracionalidad y la violencia pretenden ser proyectos políticos y ocupan cargos de gobierno, nada mejor que un Poder Judicial fuerte y honesto, comprometido con el ser humano y el planeta”, planteó el Sumo Pontífice.
En la Capital, Balbín suele ser un escollo para el larretismo, con fallos en favor de la vivienda social, los derechos del consumidor y los trabajadores de Rappi.