Diputado K proyecta merchandising temático-partidario. Al hombre hay que reconocerle que no es un improvisado en el arte de coleccionar memorabilia peronista. Desde hace décadas, ha sabido construir una especie de altar en su casa de Caballito en el que reúne todo tipo de souvenirs sobre los tres gobiernos de Juan Perón y sobre la figura de Eva. Desde sus años como líder de la JP, Juan Carlos “Canca” Gullo construyó su fama de guardián de la simbología partidaria. Y desde que el kirchnerismo reflotó con inteligencia la explotación a toda hora de la estética y la liturgia del peronismo tradicional, Gullo ha dado forma a una iniciativa que podría concretarse en un futuro cercano. El histórico dirigente quiere abrir un local en la zona de Palermo Soho para instalar una especie de santería del peronismo en su versión kirchnerista. La idea es aprovechar que cierta estética oficialista se ha vuelto una suerte de tendencia, y bucear en el mercado de la moda con productos como remeras, morrales e incluso ropa interior. No está claro si este proyecto se complementa con otro de abrir un restaurante en la zona o si lo reemplazará directamente en vistas de la cantidad de espacios gastronómicos diseñados en la misma línea.
En campaña. Pese a que el día a día los encuentra con atuendos más relajados, no hubo un solo refunfuño por la obligación de mantener la corbata al cuello entre los 200 empresarios bonaerenses que colmaron el Espacio Darwin San Isidro. “Mejor tener esto en el cuello y no la soga”, decía uno de los presentes, contento con la marcha del país –y con su holgura económica–, que mostraba su corbata celeste recién comprada. Fue en el agasajo que Daniel Scioli les realizó –no desinteresadamente, pues esperaba a cambio aportes para la campaña–, donde en el ingreso cada invitado dejaba el cheque y obtenía el pasaporte para arrasar con todo lo comestible, aprovechando la ausencia de sus siempre frugales esposas. Scioli hablaba de su satisfacción por la concreción de la megaobra del Estadio Unico de La Plata mientras en la mesa principal, poblada de ministros provinciales, el lomo con papas causaba sensación. Camuflado entre las mesas se vio a Martín Lousteau, ex titular del Bapro, escuchar atentamente los anuncios del gobernador, que deslizó la posibilidad de que varios hoteles de lujo de cadenas internacionales puedan instalarse en la capital bonaerense. Entre continuos aplausos y con una suma recaudada que rondaba los 500 mil dólares –10 mil pesos por cabeza–, Scioli culminó un discurso que dejó contentos a los presentes –y empalagó a unos pocos ajenos a la cuestión–. Junto con el helado y el champán llegaron las conclusiones de los empresarios que, en su gran mayoría, ven a Scioli como un hombre contemplativo y con una gran visión del territorio, al parecer por mirar todo desde su helicóptero, según bromeó un contertulio.
Comensal observado. Rodolfo Terragno sufrió un ataque de autocrítica partidaria mientras compartía almuerzo con el clásico Grupo Progreso en el Centro Lalín. Oportuno para muchos, y tarde para otros tantos –teniendo en cuenta los resultados de las primarias–, el dirigente radical arrancó con su monólogo mirando el ombligo de la UCR: “Si la gente piensa que no somos capaces de hacer lo que decimos, o directamente no cree en lo que decimos, no le echemos la culpa al Gobierno o a los medios. Pensemos qué falla en nosotros. La política consiste, primero, en convencer y, luego, en no defraudar”, sentenció cuando ya comenzaban a batir sus palmas, entre otros, Leandro Despouy, José Bielicki, Eduardo Barrera –ex ministro de Minería de Alfonsín– y Félix Loñ.
Fama inoportuna. Para Alberto Rodríguez Saá debía ser una tarde soleada en el Bajo Flores, con la chance de conseguir votantes nuevo entre el público del partido entre Atlanta y River Plate. El puntano tiene buena relación con el club de Villa Crespo porque le brindó un predio para que realizara la pretemporada y por eso se movía cómodo a mitad de semana en la platea del Nuevo Gasómetro, donde se desarrolló el cotejo. Pero a medida que comenzaron a llegar los goles de River, los simpatizantes empezaron a fastidiarse con las sonrisas y la pose graciosa del candidato presidencial. El malhumor se transformó en bronca cuando los tantos millonarios sumaron media docena, y Rodríguez Saá tuvo que sortear con diplomacia los insultos que comenzaron a lloverle de parte de quienes trazaban alguna relación entre su presencia y la mala suerte de su club. Para descomprimir, el invitado dejó la tribuna con disimulo.
Cena en el Alvear. Con mayoría de hombres en el tradicional plantel de celebrity waiters, esta edición de Famosos por la vida que organiza Fundaleu fue un éxito en recaudación: llegaron al millón de pesos que se destinarán, según informaron los organizadores, a continuar las investigaciones, el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades oncohematológicas, actividades que desarrollan hace 56 años. Después de las secciones emotivas de la noche, tributos al doctor Santiago Pavlovsky –alma mater de Fundaleu–, y a Patricia Miccio –la conductora histórica de las galas de la entidad–, fue Susana Giménez quien le puso energía a la noche en el momento clave, es decir, cuando hay que alentar a los empresarios que además de comprar mesas vip y páginas en el programa agoten primero 25 bolsas de 2.500 pesos cada una, y luego 400 de 600 pesos. Y lo consiguió. Pero, seguramente sin saberlo, desde el escenario le pidió a Cristiano Rattazzi –el único empresario mediático presente– que la ayudase a liquidar las tres bolsas de las más caras justo el día en que su planta de Córdoba estaba en los medios por la suspensión de 400 operarios. Aunque conocido es el poco estímulo que le genera al empresario su propia billetera, igualmente liquidó una, y Susana, las dos restantes. Otro invitado que presintió en su nuca clavada la mirada de su ex mujer fue Martín Palermo. Por azar, la mesa que a él le tocó servir y en que estaba su novia Jesica lindaba con que ocupaba su ex Lorena Barrichi. Síntoma de comodidad más que de crisis fue el detalle que marcaron las mujeres atentas a la moda: Mirtha Legrand repitió un vestido ya usado; Mercedes Sarrabayrouse llevó uno que su madre usó en los Martín Fierro 2010 y Zoraida Awada uno que también estrenó su hermana Juliana en 2010, quien, mañana, se espera que dé a luz.
Lanzamiento. A 25 minutos de Mendoza capital, en el municipio de Maipú, hubo gran fiesta. La inauguración de un megacomplejo convocó a políticos y empresarios de colores varios y, en especial, hubo gran respuesta de los que debían viajar desde Buenos Aires. Muchos de los 500 invitados le conocieron allí la cara a Juan Carlos “el Chueco” Mazzón, operador kirchnerista todoterreno, querido y odiado a la vez. Estaba también Juan Pablo Schiavi –de quien alguien se esforzaba en demostrar que, a diferencia de Ricardo Jaime, no viaja en jets privados–, que dialogaba animadamente con Eduardo Amirante, inversor del proyecto, que tiene un estadio para 5 mil personas, un hotel de 108 habitaciones –decorado por Martín Churba–, cuatro restaurantes, seis cines y un casino. El hombre espera realizar otra fiesta de inauguración aun más ambiciosa, para el 28 de octubre próximo, a la que el candidato justicialista Francisco “Paco” Pérez decía que espera acudir como gobernador electo. La juerga terminó tarde y no fueron pocos los que, aprovechando la ubicación estratégica –cerca de varias bodegas–, eligieron rumbos con fines hedonistas.
Vicco... en Miami. Que el menemismo esté acabado no quiere decir en absoluto que haya caído en la pobreza. Caso contrario, el empresario lácteo y ex secretario privado de Carlos Menem, Miguel Angel Vicco, y el médico personal del ex presidente, el cardiólogo Alejandro Tfeli, no tendrían los recursos económicos para vacacionar en una Miami que por momentos remite a la de los 90 por los personajes nacionales que la recorren y, menos aun, para retornar a la Argentina descansando tranquilamente en la comodísima premium business del vuelo 4521 de LAN.
Alemania celebra. Pese a los rumores, no se consiguen valientes que se animen a aventurar sobre la continuidad de Héctor Timerman como canciller. Al menos, eso sucedió entre los asistentes a la recepción con motivo del 21° aniversario de la unificación de Alemania, celebrado en la residencia del embajador, Günter Kniess, y en el que estuvo el ministro-presidente del Estado de Baja Sajonia, David McAllister, a quien muchos ven con buena proyección para aspirar en un futuro a primer ministro. Pese a la curiosidad de varios embajadores, no hubo respuestas consistentes de aquellos abonados a estos convites, que suelen arrogarse la exclusividad de cierta información. En ausencia de los datos que habían ido a buscar, bienvenido resultó para ellos el relax al sol en los jardines de la casa paladeando platos de la comida típica germana. Se vio por allí a Víctor Taccetti (embajador argentino en Alemania), Guillermo Nielsen, Fabián Perechodnik, Marcelo Elizondo, Fulvio Pompeo, Viktor Klima (presidente de Volkswagen Argentina) y varios representantes de Cancillería. Contentos estaban Daniel Chaín, que compartía anécdotas del reciente casamiento de su hija, y Diana Saiegh, directora del Museo de Tigre e impulsora constante del arte nacional.
Multifuncional. La llegada de un grupo de actores y de todo un set de filmación a las localidades bonaerenses de General Pirán y Coronel Vidal (pertenecientes al partido de Mar Chiquita) causó un previsible revuelo entre los vecinos. El despliegue tiene que ver con el comienzo del rodaje de uno de los ocho capítulos del ciclo de cine financiado por el Incaa, basado en historias de la época del peronismo, que se emitirá por Canal 9. Entre quienes grabaron las primeras escenas en la estación de trenes de Pirán estaban Anabel Cherubito, Juan Palomino y Nicolás Pauls, quienes protagonizarán el capítulo llamado Evita me ama, basado en la historia de un pulmotor donado por la Fundación Eva Perón a un hospital, y que luego de la Revolución Libertadora no pudo ser utilizado porque el gobierno de facto lo prohibió porque tenía que ver con el peronismo. Lo llamativo de la puesta en escena es que el funcionario de la fundación encargado de entregar ese instrumental médico será interpretado por el intendente Jorge Alberto Paredi, quien se encuentra en plena campaña y busca su tercer mandato, por el kirchnerismo, claro.
En busca de negocios. En cóctel en la Embajada de Bélgica por la celebración del cumpleaños del rey de ese país estuvo su primo, el príncipe Alejandro de Sajonia, de paso por la Argentina, donde busca desarrollar negocios y convenios en el país en materia de energías renovables. Con ese mismo propósito, el visitante encaró días después un viaje hacia Salta con Jorge Pereyra de Olazábal para tratar de seducir al gobernador, Juan Manuel Urtubey, con este tipo de desarrollos energéticos.
Condecoración. Aníbal Jozami, rector de la Universidad Nacional de Tres de Febrero y gran coleccionista, fue distinguido con la insignia de Caballero de la Orden Nacional de la Legión de Honor por parte del embajador de Francia, Jean-Pierre Asvazadourian. Jozami recibió la condecoración acompañado por su mujer, Marlise Ilhesca, ante una convocatoria variopinta con personajes del empresariado como Sebastián Eskenazi, diplomáticos como Vittorio Taccetti y Fernando Petrella, y hombres de la política vernácula como José Octavio “Pilo” Bordón y el ex ministro de Justicia Alberto Iribarne. Muy emocionado se lo vio también al hermando del homenajeado, Eduardo Jozami, director del Centro Cultural Haroldo Conti, que funciona en la ex ESMA.
Pero mIrá quién vino. Lo único que tuvo de reserva la cena fue el vino: un malbec que había pasado largos meses en barricas de roble. Lo demás quedó registrado en las retinas de curiosos y viejos conocidos que coincidieron inoportunamente en el mismo lugar donde un grupo de legisladores porteños cenaba con Juan Carlos “Pete” Kreckler. Sucede que el subsecretario Pablo Garzonio organizó un encuentro en un restó de Puerto Madero entre el embajador argentino en Rusia y los legisladores que fueron invitados a Moscú y San Petersburgo por el gobierno moscovita y viajarán en unas semanas aprovechando que la Legislatura no funcionará los días previos y posteriores a la elección presidencial. Brindaba, el diplomático Kreckler, con Oscar Moscariello, Cristian Ritondo, Juan Pablo Arenaza, Diego Kravetz y Claudio Palmeyro cuando el ex diputado porteño Jorge Enríquez ingresó al lugar para celebrar su cumpleaños con un nutrido y heterogéneo grupo de amigos. Para desgracia de Palmeyro, hombre cercano al taxista Omar Viviani, las sorpresas no terminaron allí. En mesa vecina cenaba “el Gordo” Oscar Lescano, histórico titular del sindicato de Luz y Fuerza, de quien se cree, a juzgar por la cantidad de veces que se lo ha visto, tiene cama adentro del coqueto restó.