“Levantala”, pidió el ministro de Finanzas, Luis Caputo. “Ya estoy muerto”, le dijo al senador peronista José Mayans, presidente de la comisión bicameral de seguimiento de la deuda. El funcionario tomó su tablet y algunos pocos papeles de la mesa. Junto a sus colaboradores y custodios, fue escoltado hacia las escaleras, lejos de la prensa, el vendaval, los gritos y el escándalo. Ahora estaba sonriente, liberado de las insistentes preguntas de los diputados y senadores de la oposición sobre el tema que más lo incomoda: sus vínculos con sociedades offshore. Custodiado por un par de gigantes, dejó el Senado en un auto oficial.
Desde las 9.15 y durante cuatro horas, gran parte de las preguntas dirigidas al ministro buscaron que aclare por qué al asumir como funcionario, en 2015, no declaró ante la Oficina Anticorrupción (OA) sus acciones en sociedades offshore creadas para administrar cientos de millones de dólares en paraísos fiscales. El equipo argentino de Paradise Papers, que integra PERFIL, reveló que fue “fundador”, “dueño indirecto” y “accionista indirecto” de la gerenciadora Noctua -según la propia compañía- y titular de las acciones de otra sociedad en las Islas Caimán. Así consta en los documentos que la propia empresa Noctua (que Caputo manejó entre 2009 y 2015) presentó ante la comisión de bolsa y valores de los Estados Unidos, denominada Securities and Exchange Commission (SEC).
“Es una tenencia accionaria nominal. Yo era un tenedor fiduciario”, fue su explicación. “Fiduciario viene de confianza”, agregó. ¿Qué quiso decir Caputo? Que las acciones no eran suyas pero figuraban a su nombre. “Prestanombre, testaferro”, quiso traducir el jefe del bloque de diputados del Frente para la Victoria, Agustín Rossi. “No sean ignorantes”, le gritaban legisladores de Cambiemos: “Es un fiduciario”.
La versión que ahora explica Caputo contradice lo que la propia Noctua informó ante las autoridades de los Estados Unidos. ¿Qué dice la Comisión de Bolsa y Valores de los Estados Unidos (Securities and Exchange Commision, SEC)? Las empresas como Noctua deben informar el “estatus del dueño” con distintas categorías: socio (partner), fiduciario (trustee), manager electo (elected manager), o accionista (shareholder or member)”. En los formularios que la compañía presentó entre 2009 y 2015, Caputo está identificado con el estatus de “shareholder” (accionista) y como “chief investment officer” (jefe de inversiones). No hay ninguna referencia a un fiduciario (trustee) o a un fideicomiso (trust). En otros casos, otras compañías sí han declarado ante la SEC el carácter de fiduciario de sus dueños.
La SEC obliga además a las compañías como Noctua, que gerencian inversiones de terceros en los Estados Unidos, a que presenten al organismo y a los clientes un documento para precisar quiénes manejan la compañía, qué fondos de inversión gerencia y en qué invierten, entre otros detalles. En esos documentos, denominados “brochures”, Noctua nunca identificó a Caputo como “fiduciario” de un tercero, sino como “accionista indirecto”, “fundador” y “dueño indirecto”. Y cuando se refería a “indirecto”, aclaraba que Caputo “controlaba” Noctua a través de otra compañía y no directamente.
Según los documentos de la SEC, Caputo tenía hasta julio de 2015 -al menos- el 75 por ciento o más de las acciones de la sociedad Princess International Group, creada en Islas Caimán. A través de esta compañía, Caputo era el dueño de entre el 50% y el 74% de otra offshore: Affinis Partners II, también radicada en Caimán, y dueña directa de Noctua, la gerenciadora de fondos de inversión. Caputo omitió consignar esa información en las declaraciones juradas que presentó ante la Oficina Anticorrupción (OA) al ingresar a la función pública en diciembre de 2015, cuando debía comunicar sus bienes y acciones del período fiscal 2014. También volvió a ocultar la información en 2016, cuando debió informar su patrimonio correspondiente al inicio de 2015. La omisión de este tipo de datos es un delito.
Pero hay otra explicación. Las Islas Caimán, uno de los paraísos fiscales con mejor experiencia en garantizar el secreto de los inversores, habilita que las sociedades creadas en su jurisdicción tengan “accionistas nominales”. Esta figura permite esconder a los verdaderos dueños de una sociedad y habilita a que nombren a un tercero en su lugar. Cuando estas sociedades se crearon, ante la ley de Caimán, el dueño de las acciones era el titular nominal y el verdadero dueño permanecía oculto. Recién hace dos años, las autoridades de Caimán cedieron a las presiones internacionales y crearon el registro de beneficiarios finales de las compañías offshore (que no es perfecto, según los informes internacionales). Este listado obliga a las sociedades a registrar las identidades de sus verdaderos dueños, aquellos que permanecen ocultos detrás de los directores y fiduciantes. Por ende, es poco probable que exista un registro oficial del verdadero dueño de Princess International Group anterior a la salida o supuesta salida de Caputo, a fines de 2015. De existir, está en poder de los privados en un documento denominado “agreement” o “arrangement”, en el que el verdadero dueño de las acciones nombra a su fiduciario y establece las obligaciones y derechos de cada uno.
El ministro no dio detalles sobre su rol como supuesto fiduciario, es decir, no precisó quién es el supuesto verdadero dueño de esas acciones. Tampoco dio una respuesta razonable sobre por qué no dio esta nueva versión de los hechos cuando fue consultado por primera vez en noviembre del año pasado. Entonces dijo que era “apenas un asesor” de Noctua. Pero en los documentos ante las autoridades de los Estados Unidos figura como uno de sus controlantes y accionista indirecto. El senador Pino Solanas le dijo que estaba mintiendo.
“Yo no tenía que declarar esas acciones ante la OA ni ante la AFIP porque al ser una tenencia nominal no es parte de mi patrimonio. Está declarado por su dueño. Yo declaré mis ingresos por Axis, LC y Noctua”, explicó Caputo. Pero ante las preguntas de los legisladores, debió aclarar varias veces sus dichos. Tras las consultas de Axel Kicillof y Rossi, que no fueron contestadas en su totalidad, el senador José Luis Gioja insistió sobre por qué el ministro no declaró sus antecedentes laborales en Noctua y los fondos de inversión en Islas Caimán, otra exigencia de la Ley de Ética Pública, y le dijo que si se probara que su caso es similar al del ex subsecretario general de Presidencia, Valentín Díaz Giligan, Caputo debería renunciar. “Tengo todo debidamente declarado”, insistía el funcionario. “No hubo ninguna omisión. Yo pasé al sector público de un día para el otro. Mi contador llenó las declaraciones juradas y no sabía que tenía que aclarar (los antecedentes laborales). También omitió que soy profesor de la UCA”, añadió.
Caputo dijo que se presentó ante la Justicia el 17 de noviembre último y que espera que su situación se aclare. El ministro es investigado tras la denuncia del diputado Rodolfo Tailhade por la supuesta omisión maliciosa en sus declaraciones juradas. La causa está a cargo del fiscal Carlos Rívolo.
En la mayoría de sus respuesta sobre sus vínculos con sociedades offshore, Caputo parecía apelar a comparaciones llanas. No le estaba hablando a los diputados y senadores; estaba hablando a las cámaras de televisión. “Las offshore no es delito, tener offshore no es delito, el delito es no tenerlas declaradas. Es como tener una caja de seguridad en un banco. Cada uno es responsable de declarar lo que tiene en una caja de seguridad y en una offshore”.
Sobre los paraísos fiscales, como las Islas Caimán, dijo que se trata de “jurisdicciones impositivamente neutras”. “Ustedes -dijo al diputado Axel Kicillof- hicieron (sociedades) offshore para el acuerdo YPF-Chevron”, agregó Caputo.