POLITICA
la ‘receta’ para bajar el deficit

Macri ante la crisis: conciliador hacia afuera, pero inflexible con sus ministros

Les reclamó a funcionarios “dar las peleas o que se vayan a su casa”. El plan para levantar el perfil a Stanley y Frigerio, y el borrador para un “gran acuerdo” tras cerrar con el Fondo.

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Presidente. En los últimos días se lo vio duro y crispado. | cedoc perfil

“Quiero agradecerles a todos el esfuerzo que están haciendo y las peleas que están dando.” Un desconocido Mauricio Macri arrancaba su alocución, tras una ovación de pie, el jueves pasado en el Centro Cultural Kirchner ante el gabinete ampliado. La sorpresa: el Presidente rara vez agradece a sus funcionarios.

Sus palabras terminaron de ser la muestra de que, aunque hacia afuera muestre señales de apertura con una gran convocatoria de “acuerdos para el desarrollo”, hacia adentro el jefe de Estado está más inflexible y duro que nunca.

Lo sienten sus ministros: está convencido de que bajar el déficit fiscal, quitar subsidios a las tarifas de servicios públicos y pedir un préstamo al FMI son “el camino correcto”. Uno de los miembros del gabinete lo expresa crudamente: “Damos las peleas que nos pide o nos vamos a casa, hoy no hay grises para Mauricio”. Desde la batalla con Hugo Moyano, a quien intentará recortarle la caja sindical de la cuota solidaria que aportan los trabajadores para Camioneros, hasta la reducción de gastos en cada ministerio y organigrama posible. “Va a sostener el camino como sea”, agrega otro ministro que lo escuchó esta semana.

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La marcha del 25 de Mayo contra el acuerdo con el FMI, la conflictividad que escala en las calles, las peleas con sindicatos y hasta empresarios, como los industriales y ahora el campo por las retenciones (que seguirán en la mira del gabinete económico), no lo inmutaron. Hoy la prioridad absoluta es reducir el déficit fiscal. En la primera reunión con Nicolás Dujovne se habló de bajar la meta “un punto” más del PBI. Traducido: que en lugar de 2,7% sea de 1,7% este año y menos del 1% el año que viene. Incluso hay quienes arriesgan que el FMI pedirá menos del 1,5% este 2018.

Números aparte, el argumento del Presidente es el mismo que viene repitiendo en privado y que explicitó el jueves en el CCK, cuando ratificó el rumbo y afirmó: “Cada día abrimos una puerta y cerramos una pequeña traba. Ibamos derecho a lo que está sufriendo hoy Venezuela y lo evitamos”, dijo.

“Le gusta esta pelea. Está convencido, por eso está tan duro. Lo mismo le pasó los dos primeros años en la Ciudad y hasta en Boca”, confía un funcionario con despacho en Casa Rosada, entre café y tostado de queso. “Prefiere volverse a casa en 2019 antes de dar marcha atrás con el ajuste que viene”, añade, mientras termina su merienda.

“Cuando observamos el comportamiento en la opinión pública de Mauricio, siempre tiene momentos para abajo y después los recupera. El acumula capital político y lo gasta en las peleas que cree que tiene que dar. Pero después vuelve a acumular”, analiza ante este diario un funcionario que lo escuchó en el CCK. La incógnita es si, esta vez, podrá recuperar el capital perdido en el escenario económico actual y llegar a 2019 liderando cualquier ballottage.

Ajustes políticos. En este contexto, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, planea levantar el perfil de varios ministros a los que considera “fuertes”. Además de Dujovne, como cara visible en materia económica y con una conducción unificada sin grietas, también aparecen en la nómina Carolina Stanley (Desarrollo Social), Rogelio Frigerio (Interior) y, con cierta autonomía, Patricia Bullrich (Seguridad), Germán Garavano (Justicia) y Alejandro Finocchiaro (Educación) para los temas de su estricta competencia.

La idea es reforzar una barrera de contención que permita amortiguar los golpes hacia el Presidente y, acaso, hacia el propio Peña, quien tuvo que ponerse al hombro la conducción comunicacional de la crisis. Instinto de supervivencia: el jefe de Gabinete fue, desde que comenzó la turbulencia cambiaria, el más proclive a cambios, tanto en la política como en lo económico. A Macri le costó más, cuentan fuentes oficiales.

Acuerdos hacia afuera. Mientras tanto, la mesa “política” le acercó en estos días al primer mandatario una propuesta para que, tras arreglar con el FMI, el Gobierno convoque a gobernadores, legisladores opositores, Iglesia, cámaras empresariales y sindicatos para lo que se denominó “acuerdos para el desarrollo”. La idea ya circula en la Casa Rosada y, aunque no tiene un contenido fino, tendrá que ver básicamente con no encerrar un gran acuerdo nacional solo en la reducción del déficit, un requisito clave para cerrar con el FMI, sino agregar temas impositivos, institucionales y políticos.

El argumento, que con más énfasis defiende Frigerio con el aval de la UCR y, sobre todo, de Emilio Monzó (titular de Diputados), es que para acercar a la oposición y a distintos actores de la vida pública es necesaria una convocatoria mucho más amplia que la necesidad de un ajuste fiscal para sanear el Estado.

“Después que esté lo del Fondo, y tengamos una nueva meta fiscal, vamos a llamar a todos, hasta las organizaciones sociales y los opositores, para que participen de una mesa que discuta temas de fondo”, le cuenta a PERFIL un funcionario, entre reunión y reunión, mientras se prende un cigarrillo en el sillón de su despacho en Casa Rosada.

“Tenemos que generar gobernabilidad hasta fin de año al menos”, fue la sugerencia que soltó Monzó esta semana entre sus allegados. Esta vez su palabra es escuchada en las esferas del poder.

Nicky Caputo, presente. La crisis económica y la apertura a una nueva mesa política también significaron el regreso de un actor clave para la llegada de Mauricio Macri a la presidencia en 2015: el empresario Nicolás Caputo, el mejor e íntimo amigo del Presidente. Tras haberse negado a participar de la mesa de coordinación o de la mesa política, como sí lo hizo hasta fin de 2015, está más presente que nunca. “Nicolás volvió, es la frase que más se escucha en despachos oficiales. Esta semana se mostró en la Rosada por tercera vez en 15 días, un dato que llama la atención: en dos años y medio solo iba a ver a su amigo a la residencia de Olivos o a Los Abrojos, la quinta familiar. Los mediodías juntos de paddle, a fines de 2017 en Villa La Angostura, quizás hayan sido claves.