Horas antes de su jura y como un síntoma de lo que serán los próximos cuatro años, el actual jefe de Gabinete, Marcos Peña, comenzó el día de ayer asumiendo la responsabilidad de ser la voz autorizada para comunicar los pasos a seguir de la flamante gestión de Mauricio Macri presidente. No bien entró al Congreso, cerca de las 8.30 de la mañana, Peña enfrentó con decisión a los periodistas y adelantó, por ejemplo, que el Gobierno no tiene “previsto que haya sesiones extraordinarias” en el Parlamento para derogar leyes del kirchnerismo o debatir otras que ameriten un tratamiento urgente.
Ese rol no es nuevo en su vida. Durante la campaña presidencial –en especial en su último tramo– también fue el que llevó adelante la tarea de comunicación como así también la estrategia proselitista. De su oficina, primero en Bolívar 1 y luego en la nueva sede del GCBA en Parque Patricios, partió buena parte de las decisiones de campaña y también quedaron encerrados los secretos de la mesa chica.
Como hombre de extrema confianza del nuevo presidente estuvo a su lado en todos los compromisos del día de la asunción. Se ubicó en la primera fila durante la jura de Macri en el Congreso –en el palco reservado que ocuparon varios de los funcionarios de su gobierno–, se trasladó hasta la Casa Rosada para el acto en el que Macri recibió los atributos –y hasta se asomó al balcón a saludar– y luego estuvo en el Palacio San Martín. Allí, fue uno de los seis (junto con el propio Macri, la primera dama, Juliana Awada; la canciller, Susana Malcorra; la vicepresidenta, Gabriela Michetti; y su novio, Juan Tonelli) que oficiaron de anfitriones recibiendo a las delegaciones internacionales invitadas al almuerzo de cortesía. Por la tarde noche, juró junto a todo el gabinete nacional en Casa de Gobierno.
De apenas 38 años, Peña es licenciado en Ciencia Política, fue legislador de la Ciudad y luego ocupó la Secretaría General del gobierno porteño durante los dos períodos de Macri. Ayer juró como jefe de Gabinete de Ministros de la Nación. Casado, dos hijos, llegó al PRO de la mano de Gabriela Michetti, y pese a la amistad que lo une con la actual vicepresidenta, jugó fuerte a favor de la candidatura de Horacio Rodríguez Larreta para gobernar la Ciudad.