Uno es intendente, el otro gobernador. Uno rompió con Cristina Kirchner, el otro se mantiene alineado. Uno decidió ser candidato, el otro se quedó en el molde. Y en la decisión de lanzarse, Sergio Massa se convirtió en una amenaza para las aspiraciones del gobernador Daniel Scioli, que se vio obligado a jugar fuerte durante la campaña. Ambos saben que en las elecciones de este año arranca la pelea por la sucesión presidencial.
En ese panorama, la batalla por la votación de diputados en Buenos Aires se vuelve crucial para los dos peronistas que hoy aparecen mejor posicionados de cara a 2015. Un amplio triunfo de Massa no sólo dejaría debilitado al Gobierno, sino también a Scioli. Por eso desde su equipo tomaron la decisión de jugar fuerte para robarle puntos al massismo y evitar que saque una diferencia mayor a cinco puntos. Actualmente, la brecha es de unos diez puntos a favor de Massa.
En las filas del Frente Renovador que lidera el tigrense también eligieron que su rival principal en la campaña sea Scioli. Desde que Massa anunció su candidatura recibió fuertes críticas del kirchnerismo, pero su equipo decidió no responder y sólo apuntar sus dardos al gobernador, a quien le endilgarán deficiencias en la gestión.
El gobernador bonaerense gozó durante mucho tiempo el privilegio de ser el dirigente que lideraba todos los sondeos de opinión pública en la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, ahora le apareció un competidor, que incluso lo supera en la imagen en cuestiones vinculadas a la gestión. Por ello, el gobernador se lanzó a hacer campaña por el candidato kirchnerista, Martín Insaurralde
Un sondeo realizado para PERFIL por la firma Federico González y Cecilia Valladares, Consultores en Marketing Político, y a la empresa MGMR, indica que en territorio bonaerense el intendente de Tigre tiene 13 puntos más de imagen positiva que el gobernador (43 a 30) y que están nivelados en la negativa (35%). Lo llamativo es que Massa, además, duplica al motonauta en la capacidad que le ven los encuestados de resolver los principales problemas. Por ejemplo, el 56% lo ve más capaz de resolver la inseguridad, mientras que el 21,5% lo elije a Scioli.
Territorio. Desde ambos bandos ya se fijaron el objetivo de captar votos en los territorios donde el rival pesa más fuerte. Scioli buscará pisar con fuerza en la primera sección electoral (Conurbano norte), donde Massa y sus aliados corren con ventaja. Para eso puso a coordinar la campaña de Insaurralde, en la zona, a su ministra de Gobierno, Cristina Alvarez Rodríguez, que tiene su armado en el partido de San Martín.
Esta semana, Scioli demostró que hará campaña parado en la primera fila. Participó en actos viajando como si él fuese candidato: de la Casa Rosada a Bahía Blanca, volviendo a Tecnópolis para volar ayer hasta Tandil. En una de esas apariciones dijo que “con el modelo se está o no se está” y desde el massismo salieron a responderle. Uno de los encargados fue el intendente de Olavarría, José Eseverri, quien disparó: “A Scioli le gusta que lo traten de inútil y de mal gestionador. A pesar de que los denosta, Scioli es lo mismo que Sabbatella, D’Elía, Moreno o Kunkel”.
En caso de que los dos sean candidatos presidenciales, hoy el 35% de los bonaerenses elegirían a Massa y el 20% a Scioli (36% a ninguno de los dos). ¿Será un furor pasajero? ¿Se replicará fuera de la Provincia? ¿Podrá recuperar terreno el segundo?
Dos años en la Argentina es tiempo suficiente para que todo cambie, pero el resultado de estas elecciones no será menor para sus aspiraciones. Hasta último momento negociaron si presentaban una lista conjunta. Finalmente deberán medir quién queda mejor parado en el barro bonaerense.