En su afán por robarle votos al kirchnerismo y a la oposición, el intendente de Tigre, Sergio Massa, recurrió a una estrategia conocida en la jerga política como “campaña sucia”.
Desde su entorno dejaron trascender que un ex aliado de Francisco de Narváez, Alberto Roberti –sindicalista petrolero que se pasó a las huestes massistas–, podría aportar datos sobre cuentas bancarias del “Colorado” con movimientos de fondos que, de trascender, no serían un “buen mensaje” durante la campaña. La información fue levantada por algunos portales. Varias fuentes vincularon a Roberti con el manejo de esos fondos para De Narvaez, algo que desmienten rotundamente cerca del candidato a diputado. Para el entorno del “Colorado” esa información es parte de una “operación” del massismo que no hace más que usar los mismos mecanismos “sucios” del kircherismo. “Es el Caballo de Troya de Cristina”, insisten.
“Fue un error estratégico de De Narváez pelearse con Roberti, porque conoce todos sus secretos”, indicó una fuente allegada a Massa. Si De Narváez logra instalar la idea de que el “massismo es más de lo mismo” –tal como dice su jingle de campaña– podría perjudicar la polarización con el kirchnerismo que busca Massa.
Pero la batalla sin cuartel podría incluir en un futuro cercano al gobernador bonaerense Daniel Scioli. Molestó al jefe comunal de Tigre, la idea que deslizó Scioli de que con el modelo “se está o no se está”, es decir, que no puede haber un término medio en una campaña electoral. Se trata, precisamente, del camino que busca seguir Massa para atraer votos del oficialismo en la provincia de Buenos Aires.
“Cuánto van a tardar los massistas en revelar las conversaciones por mail y chat entre el sciolismo y el massismo por el cierre de listas”, se pregunta un funcionario de Cristina.
Fue de público conocimiento que el gobernador bonaerense intentó hasta la última hora del cierre de listas hacer un acuerdo con el intendente de Tigre que no llegó a buen puerto.
Una vez formalizada la fractura con Massa, Scioli radicalizó su discurso y empezó a defender a ultranza el modelo K.
Claro que el mandatario tiene sus propios intereses: busca robarle la mayor cantidad de votos a Massa y que obtenga una victoria reducida o una derrota. Le serviría para sacarse de encima un poderoso competidor en la carrera presidencial hacia 2015.