Sergio Massa y Florencio Randazzo se conocieron en diciembre de 1999. En aquel momento, cuando el diputado nacional tenía 27 años y llegaba a la Legislatura bonaerense, el hombre de Chivilcoy, de 35, ya era diputado provincial. Después de 18 años, no sólo se enfrentarán en las urnas, sino que los candidatos a senadores por la Provincia se disputan un lugar en la pelea de los nuevos liderazgos peronistas de cara a la presidencial de 2019.
Más allá del resultado, ambos se imaginan el futuro sin Cristina Kirchner. En los dos búnkeres de campaña aseguran que, incluso ganando, a la ex mandataria no le alcanzará para pelear 2019. Por eso, creen que la mesa de discusión para la próxima elección presidencial la integrarán los distintos gobernadores peronistas y el que, de los dos, logre quedarse con la mejor elección en el territorio bonaerense.
Massa y Randazzo llegan a la elección con la misma cantidad de intendentes aliados (11) y ambos buscarán ganar votos de las ciudades grandes del interior para balancear la pérdida de votos en la tercera sección electoral, que posee la mayor cantidad de sufragios, en donde Cristina Kirchner aparece como favorita.
Mientras el diputado apunta al “adherente débil” de la ex presidenta y de Mauricio Macri, el ex ministro del Interior mira también el sufragio volátil del propio Massa. En el Palacio Raggio aseguran que del 23% de los electores que votaron por el tigrense en 2015, hay cerca de un 7% de “infieles” que están dispuestos a acompañar otra opción y es allí en donde más votos pueden “pescar”.
Aunque ambos buscan estar en la discusión peronista de 2019, en esta elección fue Randazzo quien decidió aferrarse al sello del Partido Justicialista, mientras que Massa aseguró a sus íntimos que “el PJ hoy es un auto viejo y chocado” y repite que “el pase político del año fue haber conseguido como aliada a Margarita Stolbizer”.
Massa llega a la elección luego de haber decidido meses atrás salir de la escena mediática al visualizar que había un crecimiento de un sector de la “antipolítica” que no quería ver a dirigentes tirarse culpas entre ellos. Su competidor, en cambio, cree que hay un sector de la sociedad al que su figura le parece una “novedad” y que tiene mucho para decir en las próximas semanas.
“Flaco, vámonos”, le dijo Massa a Randazzo el día que renunció a la Jefatura de Gabinete, en 2009. En el despacho de la Casa Rosada, el tigrense le insistió: “Este tren se estrella y van todos presos”, pero el ex ministro del Interior contestó: “Vengo arriba de esta locomotora, o se estrella o llego a la estación”. Volvieron a hablar la noche de la elección que en 2013 ganó Massa. En aquel entonces, Randazzo lo llamó para pasarle los números que se estaban cargando en el Correo y felicitarlo. A pesar de que en el cierre de listas se especuló con que podrían acordar competir en el mismo espacio, Massa y Randazzo hablaron por última vez el 1 de enero de 2016 cuando se saludaron por el Año Nuevo. Falta saber cuál de los dos esta vez marcará el número celular del otro en la noche de la elección.
