El físico y emprendedor Matías “Mat” Travizano fue, para muchos en el entorno presidencial, el hombre que logró lo que nadie había conseguido: abrirle las puertas de Silicon Valley a un presidente argentino y conectarlo con los principales referentes tecnológicos en 2024. Aprovechando su formación en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y su experiencia como emprendedor en tecnología, se destacó como fundador de la empresa de big data GranData.
Siendo un asesor extraoficial durante la visita del presidente Javier Milei a Silicon Valley en mayo de ese año, Travizano desempeñó un rol fundamental pero discreto, actuando como puente entre el conocimiento técnico y el poder político. Acompañado por Demián Reidel, organizó y facilitó reuniones con referentes clave del sector tecnológico como Tim Cook (Apple), Sundar Pichai (Google), Sam Altman (OpenAI), Mark Zuckerberg (Meta) y Elon Musk (Tesla y SpaceX).
De físico a emprendedor global
En el mundo de la tecnología, el nacido en Buenos Aires Matías Travizano ya tenía un nombre propio y se trasladó a Estados Unidos con una visión ambiciosa: aplicar modelos matemáticos y físicos al análisis masivo de datos. Al principio, se movió en el "under" de la seguridad informática, explorando los límites de la tecnología y fundando compañías como Underground Security Systems Research Back (USSR Back) y Binaria, que marcaron sus inicios en el sector.
Siendo un referente en tecnología y análisis de datos, en 2012 cofundó GranData, una startup con sede en Silicon Valley que utilizaba big data e inteligencia artificial para evaluar la capacidad de pago de las personas a partir del uso de sus teléfonos móviles. Años después, esta empresa fue vendida en 2024 a Everdata, una megacompañía estadounidense.
A lo largo de su carrera, se convirtió en un referente de la comunidad tecnológica en el exterior, con vínculos en la Universidad de Berkeley, donde se desempeñó como investigador especializado en inteligencia artificial. También, participó activamente en foros, consolidándose como un argentino exitoso en el mundo de los datos y la tecnología.
La conexión con el gobierno de Javier Milei
El acercamiento al presidente Javier Milei se habría dado a través del físico Demián Reidel, quien fue asesor presidencial y amigo personal de Matías Travizano. Reidel fue quien lo incorporó a la comitiva que viajó a Estados Unidos y lo presentó como una figura capaz de traducir el lenguaje técnico de Silicon Valley al universo político libertario.
Siendo un nexo estratégico fundamental durante la gira de mayo de 2024, el físico coordinó reuniones y contactos con líderes del sector tecnológico en el centro tecnológico, facilitando el acceso del libertario a ejecutivos destacados. Además, asesoró a la delegación sobre las últimas tendencias globales en inteligencia artificial, traduciendo el lenguaje técnico.


En los comunicados oficiales fue mencionado como “asesor presidencial”, aunque su cargo nunca fue formalizado en el Boletín Oficial. Su participación, sin embargo, abrió interrogantes sobre la informalidad con que el gobierno libertario manejó su entorno de asesores y la línea difusa entre el sector público y privado en las relaciones internacionales.
El lado B: críticas y controversias
Si bien Matías Travizano fue elogiado por su inteligencia, visión estratégica, innovación, liderazgo y capacidad de articulación, también enfrentó cuestionamientos relacionados con la privacidad y el uso de datos en su empresa GranData. Esta compañía fue observada por especialistas en privacidad debido a que utilizaba datos personales y algoritmos de predicción crediticia sin una total transparencia acerca de las fuentes de información disponibles.
Además, el papel en la gira de Javier Milei generó dudas en sectores de la oposición y de la comunidad tecnológica local. No estaba claro si representaba al Estado argentino o intereses empresariales, lo que provocó críticas sobre posibles conflictos de interés y la existencia de una "diplomacia tecnológica paralela".
Tampoco escapó al escepticismo en parte del sector científico, que la consideró más una puesta en escena política que una estrategia real de desarrollo tecnológico. “Mat tenía visión, pero el gobierno la usó para la foto”, comentó un emprendedor que participó en los encuentros.
Una mente brillante, un perfil hermético
El físico era conocido por quienes lo conocieron como una persona reservada, perfeccionista y exigente. Su círculo cercano era reducido y evitaba la exposición pública, raramente concediendo entrevistas y prefiriendo un perfil bajo incluso en las conferencias que organizaba. A pesar de su discreción, se destacaba por su capacidad para conectar personas.
Muchos ingenieros y científicos argentinos que hoy trabajan en empresas tecnológicas en el exterior pasaron por sus mentorías o recibieron sus consejos, lo que lo consolidó como un referente del ecosistema tecnológico fuera del país.
El accidente que conmocionó al ecosistema tecnológico
El 16 de septiembre de 2025, Travizano murió en un accidente mientras descendía del Monte Shasta, al norte de California. Según la oficina del Sheriff local, se había separado de su grupo y cayó más de 600 metros tras resbalar en una pendiente de hielo. Su fallecimiento fue confirmado por autoridades estadounidenses y replicado por los medios.
Al conocerse la noticia del fallecimiento, el mundo emprendedor y tecnológico quedó profundamente impactado. Figuras destacadas del ecosistema, sus exsocios y funcionarios del gobierno de Javier Milei expresaron su pesar, y uno de sus colegas en GranData lo recordó como "un visionario que creía que los datos podían mejorar la vida de las personas".
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Luces y sombras de un innovador argentino
Travizano encarnó la figura del científico convertido en empresario global. Su vida osciló entre la brillantez técnica y la zona gris del poder, entre la fascinación por el futuro y las ambigüedades del presente político argentino. Fue, en definitiva, un personaje bisagra: un hombre que entendió antes que muchos el valor estratégico de la inteligencia artificial, pero también los riesgos de moverse en un terreno donde la innovación y la política se confunden.
Murió joven, pero dejó una huella profunda —y una pregunta abierta—: ¿Puede la Argentina del futuro aprovechar su talento científico sin repetir las sombras de su poder?.