El sábado pasado Mauricio Macri escuchó a cuatro economistas de Juntos por el Cambio: los diputados Martín Tetaz, Ricardo López Murphy y Luciano Laspina (PRO) y al senador Martín Lousteau. El objetivo: trazar un análisis certero sobre las implicancias del posible acuerdo del Gobierno con el FMI y determinar una estrategia conjunta.
De esa cumbre emanaron dos conclusiones: la primera que el acuerdo, tal como trascendió, no era bueno, y en segundo lugar que, más que un comunicado de JxC, lo ideal era pensar en una señal política fuerte si el presidente Alberto Fernández avanzaba contra el ex presidente por este tema.
Mauricio Macri, el lanzallamas
Allí fue Lousteau quien deslizó la idea de irse del recinto como gesto político contundente si el jefe de Estado avanzaba contra Macri. Algo que finalmente ocurrió en la apertura de sesiones ordinarias y terminó con el PRO retirándose del recinto. Los dos radicales, producto de la posición de la UCR, terminaron quedándose para no forzar la ya dura interna del centenario partido.
En ese marco esa discusión trascendió y llegó a oídos de Cristian Ritondo, jefe del bloque Frente PRO y de diálogo directo con Macri, quien avaló la jugada y le contó a las espadas parlamentarias de la UCR y de la Coalición Cívica que el partido “amarillo” había decidido retirarse del recinto si el presidente comenzaba a culparlos de los problemas de endeudamiento, en particular con el FMI. Fue el propio Macri quien también se ocupó de hablar con los legisladores.
“Un acuerdo para golpear al próximo Gobierno”
En ese marco, luego de irse del recinto en plena sesión mientras Alberto Fernández hablaba, un grupo selecto de diputados nacionales más Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich se fueron por la tarde a la casa que alquila Macri en Acassuso. A ellos se sumaron Ritondo y Diego Santilli más María Eugenia Vidal, entre otros diputados nacionales.
Distendido, el ex jefe de Estado sentó al grupo del PRO en el living de su casona mirando al Río de la Plata y, mientras le servía agua mineral a cada uno, planteó qué posición debería tener el partido con respecto al acuerdo inminente con el FMI.
En este contexto, Larreta retomó uno de los planteos que realizó López Murphy: la idea de que la oposición podía aprobar la refinanciación del endeudamiento pero no el programa que conlleva, más aún si implica diferir pagos que afectarán al próximo Gobierno y, sobre todo, si viene con aumento de impuestos. Otro más.
Allí se escuchó: “Es un acuerdo para golpear al próximo Gobierno”. La discusión recorrió dos ideas malas: si dejar que el Gobierno caiga en default o si recibir, en 2023, “una bomba”, en las palabras de uno de los asistentes.
De esta forma, en la casa de Macri se acordó no ser funcionales al kirchnerismo y que el oficialismo se ocupe del quórum. “Vamos a dar el debate pero ellos se tienen que ocupar de que estén todos sentados, en especial diputados y senadores de La Cámpora”, explican en el PRO a PERFIL.
El ex presidente insistió, incluso, en que todos dejen en claro que el acuerdo “no es bueno”. También dieron su mirada técnica el propio Laspina y el ex ministro de Economía, Hernán Lacunza, quien esta vez no ahondó en sus clásicas metáforas.
Lo escuchaban los diputados Álvaro González (quien en diciembre protagonizó un escándalo cuando viajó tres semanas a Europa para el casamiento de su hija en Berlín), el mendocino Omar de Marchi, el santafesino Federico Angelini, el bullrichista Gerardo Milman y la siempre presente Silvia Lospennato.
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