El presidente Mauricio Macri viaja este jueves 10 de octubre a Salta con la marcha "Sí se puede" en busca del "milagro", aquella historia que le relató el ex ministro Esteban Bullrich sobre la aparición de una Virgen que parecía estar rogando a Jesús para que detuviera los sismos de 1692, y que inspiró al Mandatario para el último tramo de la campaña. En esa provincia también tuvo un cruce con el arzobispo local, Mario Cargnello, quien le pidió que se llevara "el rostro de la pobreza".
Este jueves a las 17.45 el jefe de Estado recorre el Núcleo de Inclusión y Desarrollo de Oportunidades (NIDO) de El Mollar, en la localidad de Chicoana. Y un rato más tarde se encontrará con finalistas del programa Maestros Argentinos. Tras esas actividades oficiales, el líder de Cambiemos encabezará un acto al pie del Monumento al General Martín Miguel de Güemes, donde lo recibirán los militantes oficialistas de la provincia norteña.
La última vez Macri que estuvo en Salta fue a mediados de septiembre, para la tradicional Fiesta del Señor y la Virgen del Milagro, donde pasó un tenso momento con el arzobispo Cargnello, quien le agradeció su presencia, pero le recordó: "Cuando usted empezó (su Gobierno) dijo que iba a luchar por la probreza cero. ¿Qué le puede decir a Salta ahora? Por eso Mauricio, has hablado de la pobreza, llévate el rostro de la pobreza. Son dignos, son argentinos, son respetuosos y merecen que nos pongamos de rodillas ante ellos".
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Sin embargo, de Salta Macri se fue con una inspiración mística que luego canalizó en la campaña "30 ciudades en 30 días". Según pudo saber PERFIL, el ex ministro de Educación Esteban Bullrich le relató la historia del Milagro Salteño: en 1692, en medio de un fuerte temblor que destruyó la ciudad de Esteco y amenazaba los cimientos de toda la capital salteña, una imagen de la Virgen, hoy conocida como la Virgen del Milagro, terminó frente a la figura de Cristo llegada desde El Callao por el Camino del Inca. Dos días después terminaron los temblores.
La historia conmovió a Macri, quien decidió viajar a pesar de que trascendía cierta incomodidad de una parte del clero local. Además de participar de la misa donde, sobre el cierre, el arzobispo lo invitó a "llevarse el rostro de los pobres", el Presidente rezó un Ave María ante el Cristo del Milagro antes de volver a Buenos Aires para preparar el lanzamiento de las treinta marchas.
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