POLITICA
SEGÚN UN INFORME DE LA CEPAL

Mujeres: un año de crisis pero diez en retroceso laboral

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En peligro. Servicios y comercio, entre los más afectados. | NA.

Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), un año de pandemia equivale a una década de retroceso en materia laboral para las mujeres latinoamericanas. El informe, que el organismo presentó esta semana, advierte que ellas son las más perjudicadas por el impacto económico del Covid-19, ya que son la mayoría en trabajos con mayor precarización y riesgo de destrucción de empleo, como el comercio, la hotelería, el servicio doméstico y la manufactura, entre otros.

En otros sectores laborales de alta presencia femenina, como la salud y la educación, las mujeres tienen a veces preparación y protección  insuficientes frente al coronavirus, detalla el trabajo.

“Los sectores en riesgo alto concentran alrededor de un 56,9% del empleo de las mujeres y un 40,6% del empleo de los hombres en América Latina”, describe el informe. En algunos países, la disparidad es más alta, como en el caso de México: el 65,2% de las mujeres trabajadoras están empleadas en sectores muy golpeados por la crisis, frente a un 44,9% de los hombres.

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El organismo pide también invertir en infraestructuras de cuidado para fomentar el crecimiento económico: “Por un lado, la inversión dinamiza la demanda interna de consumo y, con ella, el nivel de actividad. Por otro, se amplían las posibilidades de crecimiento en el largo plazo y de desarrollo en la medida en que se libera tiempo de las mujeres y se profesionaliza y regula la calidad del cuidado, lo que contribuye a que los países salgan de la trampa de bajo crecimiento”.

La ampliación y accesibilidad de los servicios de cuidado es clave para aumentar la participación de las mujeres en el mercado de trabajo. Antes de la pandemia, la tasa de actividad femenina era del 52%. Ahora, el organismo estima que ronda el 46%. A la pérdida de autonomía económica se le suma una sobrecarga de trabajo no remunerado, en especial vinculado al cuidado y apoyo en las tareas escolares de los hijos tras la suspensión de las clases presenciales.

Los datos revelan también la caída del trabajo doméstico registrado. En Chile y en Colombia, cuatro de cada diez trabajadoras domésticas se quedaron sin empleo desde que estalló la pandemia de covid-19. En Brasil, dos de cada diez. Quienes conservaron el trabajo vieron aumentadas muchas veces sus tareas, ya sea por mayores exigencias de higiene por el coronavirus o cuidado de familiares que antes no estaban permanentemente en el hogar.

En la región, siete de cada diez trabajadoras de salud son mujeres, pero sus sueldos son al menos un 25% inferiores al de sus colegas masculinos. “Las jornadas laborales se intensifican y en algunos casos las personas ocupadas en este sector no cuentan con equipos de protección suficientes, lo que aumenta las posibilidades de contagio y también agudiza el estrés del personal”, advierte.