El cardenal de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, aceptó la renuncia de su vocero, el presbítero Guillermo Marcó, y en una reestructuración del área de prensa designó a otro sacerdote en una función similar.
Desde la iglesia se intentaron descartar las versiones que indican que el desplazamiento fue gracias a una bajada de línea del poder Ejecutivo: "No se debió a presiones del Gobierno", aseguraron fuentes religiosas.
El desplazamiento tuvo como principal motivo, según fuentes eclesiásticas, el debilitamiento de la relación personal de Marcó con el purpurado porteño luego de que el sacerdote criticara en la revista Newsweek el discurso del papa Benedicto XVI en la universidad de Rastibona, que fue considerado ofensivo por los musulmanes.
En la decisión también pesó, según las mismas fuentes, el hecho de que desde noviembre de 2005 Bergoglio es presidente del Episcopado y tiene como portavoz del organismo eclesiástico nacional al presbítero Jorge Oesterheld.
En octubre pasado, en medio de la campaña electoral del obispo Joaquín Piña por las convencionales constituyentes de Misiones, Marcó criticó a Néstor Kirchner al advertir que "si un presidente fomenta alguna cierta división, termina siendo peligroso para todos".
La frase del portavoz de Bergoglio mereció la réplica del ministro del Interior, Aníbal Fernández, que consideró un "exabrupto" la afirmación del sacerdote, y obligó a la curia porteña a aclarar que se trataba de dichos “estrictamente personales” de Marcó.
En forma paralela, el Gobierno comenzó a presionar sobre la arquidiócesis primada para apresurar la salida del vocero porteño, quien presentó su renuncia al cargo aunque Bergoglio no se la aceptó.
Sin embargo, desde entonces las versiones sobre el alejamiento de Marcó de la vocería de Bergoglio se hicieron más fuertes, inclusive esta agencia pudo constatar que la oficina de prensa -que funcionaba en el local de Pastoral Universitaria- estaba “totalmente desmantelada” desde noviembre.
Fuente: DyN
