POLITICA
José María Campagnoli

“No podemos ir a la Guardia Suiza para elegir al mejor jefe de Policía”

El fiscal que metió preso a José Potocar dice que la causa contra el titular de la fuerza es “sólida” y cuestiona el traspaso de la Federal.

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Un solo oficial en la puerta de la planta baja custodia al grupo de funcionarios judiciales que esta semana logró encarcelar al jefe de la nueva Policía porteña, José Potocar, sospechado de estar al frente de una trama de coimas. El hombre a cargo de la fiscalía, José María Campagnoli, parece sentirse a gusto y disfrutar de su momento. Pasaron varios días de fuerte exposición mediática, similar a cuando el kircherismo lo tenía en la mira e intentó destituirlo. Después de unos días de entrevistas y giras por canales de televisión, recibió, más relajado, a PERFIL en su despacho del barrio de Saavedra.

—Metió presos a varios comisarios y al jefe de Policía, ¿cambiaron sus hábitos?
—No tengo custodia, no tuve nunca y no pretendo tener. No me parece necesario tener custodia especial.

—¿Recibió mensajes de la Policía?
—No soy afecto a atender el teléfono.

—¿Y del Gobierno?
—De ningún tipo.

—¿Cómo define la causa contra Potocar?
—La prueba es interesante y compleja. La investigación empezó en abril del año pasado. Hicimos allanamientos a comercios en los que pudimos constatar el pago de dinero a comisarías. Allanamos dependencias policiales y encontramos el famoso cuaderno de Villarreal (comisario, hoy prófugo). Ese cuaderno estaba en su escritorio y ahí estaba el esquema. Es una prueba importante pero va entrelazada con muchas otras. Testimonios de policías sospechados de pertenecer a la misma asociación ilícita de Potocar.

—¿Cuándo surge el nombre de Potocar en la causa?
— En el minuto uno. De hecho, él se presentó en la causa hace varios meses. La dirección general de comisarías fue allanada en agosto del año pasado, y el jefe era Potocar. Se allanó Asuntos Internos, varias veces la Comisaría 35ª. Primero se materializaron las detenciones de los suboficiales, y luego de los comisarios. Considero que es un caso sólido. Ahora decidirá el juez, que hizo lugar a muchas medidas que pedí.

—¿Cree que será procesado?
—Con prueba similar, esta fiscalía llevó a juicio al comisario de la 49ª y lo condenaron a diez años de prisión. También está preso el comisario de la 51ª. Potocar era el jefe de todas esas comisarías. Cuando se prueba que en varias comisarías hay una recaudación espuria, me parece un poco pueril aceptar como defensa “yo no puedo saber lo que pasa en todas las comisarías”. De acuerdo a versiones y testimonios que hay en el expediente, se beneficiaba con este tipo de recaudación.

—Resulta raro entonces que el gobierno porteño lo nombre a cargo de la nueva Policía hace sólo cuatro meses.
—Se me ocurren varias respuestas. A la hora de nombrar a un jefe policial, puede que sea una decisión muy difícil. En 2003 fui subsecretario de Seguridad junto al ministro Gustavo Beliz. Nos veíamos en la encrucijada de ver a quién nombrábamos jefe de Policía. Y tuvimos que propiciar una investigación contra el ex comisario general Giacomino, que hace poco terminó condenado. Cuando querés nombrar al mejor policía para tu ciudad o tu país, no podés ir a buscarlo a la Montada de Canadá o a la Guardia Suiza que cuida al Papa. Es muy posible que en un esquema de selección de policías, si yo hubiese estado en el lugar del ministro o del jefe de la Ciudad, Potocar podría haber sido una selección adecuada.

—¿El Gobierno sabía de su investigación?
—El ministro y el jefe de Gobierno no tienen por qué saber ni yo tengo que comunicarla. Potocar se presentó en la causa y allanamos la dirección general de comisarías. Y hay otro dato importante. El Ministerio de Seguridad de la Nación nos mandó un expediente en el que estaba incorporado el anónimo que inició la investigación.

—¿Cómo se puede elegir entonces a un jefe de Policía lo más limpio posible?
—Pienso que la conducción de las fuerzas policiales debería estar en manos de civiles. Las estructuras policiales tienden a ejercer un poder demasiado absoluto, sobre todo la jerarquía, y pienso que eso no es bueno.

—¿Cree que fue correcto el traspaso de la Federal?
—Desde mi punto de vista, la Metropolitana venía trabajando bastante bien, esa mezcla para mí corre el riesgo de fagocitar algo nuevo que estaba bien, con todas esas cosas que venían arrastrando estos esquemas de recaudación que comprobamos en tres comisarías de la Federal, lo que es posible que se repita en otras. Es mi opinión, pero yo hubiese hecho algo más gradual.

—Si todos dicen conocer casos de coimas de la Policía, ¿por qué cree que no hay otras causas en el resto de la Ciudad o en el Conurbano?
—La gente tiene miedo de denunciar. Con la Policía pasa lo mismo, es una situación vertical y a nadie le gusta declarar contra su jefe.

—¿La Justicia también tiene miedo?
—Se le pide mucho a la Justicia, que tiene una deuda importante con la sociedad. En veinte años de fiscal, mis recursos no cambiaron mucho, más allá de una fotocopiadora nueva. Faltan una policía judicial y una especie de FBI profesional. n