Un gobernador del Norte muestra entusiasmado un diálogo con massistas que aceptan volver a las filas del Frente para la Victoria. La orden vino de la Casa Rosada: hacer todo lo posible para robarle a Sergio Massa, el líder del Frente Renovador (FR), la mayor cantidad de dirigentes en todas las provincias, no sólo en Buenos Aires. El kirchnerismo quiere aprovechar lo que supone es un momento de fragilidad del FR. Pretende hacerle daño no sólo porque lo considera un “traidor”, sino porque visualiza que en varias regiones Massa atrae al electorado y no quiere que llegue al poder. Si lo hace, se convertiría en el jefe del PJ y desterraría al actual oficialismo. “En un acto de Massa en el que había 3.500 personas, dos mil habían ido por su cuenta. Eso me impactó”, contó a PERFIL un diputado K del Interior que responde a un mandatario provincial. “Tiene un potencial que hasta ahora no explotó”, confesó. El salto de intendentes sería el principio de la jugada K. La otra pata de la ofensiva será prometerles futuro si es que no se esfuerzan por respaldar a Massa. Algo similar a lo que le ocurrió al Gobierno en las elecciones legislativas de 2009, pero a la inversa, cuando los jefes comunales del Conurbano apostaron a dos puntas y el FpV sufrió la derrota.
Massa, tras el acuerdo de los radicales con el PRO, entendió esto. Por eso les prometió a sus intendentes que tendrían la potestad de armar las listas de legisladores provinciales. Buscó blindarse de la capacidad de daño del kirchnerismo. De hecho, ayer, el precandidato a gobernador oficialista, Julián Domínguez, intentó reunirse con Jesús Cariglino, el jefe comunal de Malvinas Argentinas, pero Cariglino lo esquivó. Hace una semana, había hecho eso con el de San Martín, Gabriel Katopodis, aunque el intendente tuvo que salir a aclarar en medio del ruido que generó el mini- cónclave que no iba a volver al FpV. Hasta ahora, la presión del oficialismo no dio grandes resultados.
El futuro cercano para Massa es complicado. Las elecciones en Santa Fe, Mendoza, Capital Federal y Córdoba, mostrarán a un Macri más fuerte y a Massa casi sin armado en esas provincias. Son los tests electorales previos a las generales que le podrían otorgar mayor impulso al jefe del PRO. Sólo en Salta Massa puede obtener una buena performance, a menos que tenga guardado un as en la manga.
Aunque la fortaleza de Massa está en Buenos Aires, donde tiene 26 intendentes.