La muerte de Roberto Roger Rodríguez se enmarca dentro de una seguidilla de crímenes a sindicalistas que, en los últimos cuatro años, ya llega a seis. Durante 2007, en un lapso de tres meses, se registraron tres muertes. La primera fue el 1º de octubre cuando el protesorero de la Unión Obrera Ladrillera de la República Argentina (Uolra), Eduardo Orellana, apareció asesinado de dos balazos en la cabeza dentro de su camioneta 4x4 Izuzu, en un descampado de Mariano Acosta, en el partido de Merlo.
Un mes más tarde, el 11 de noviembre de 2007, encontraron a Horacio Alberto Viviani, hermano de Omar Viviani, titular del Sindicato de peones de Taxis, con dos tiros en el pecho. Desde el gremio mantuvieron la hipótesis del suicidio, aunque la esposa de la víctima sostuvo que lo mataron. Horacio se desempeñaba como secretario de Prensa y Turismo del sindicato.
Dos semanas después, el 27 de noviembre, apuñalaron y le dispararon al tesorero de Camioneros, Abel Beroiz. El sindicalista había viajado a Rosario y fue interceptado en un estacionamiento, luego de una reunión. Murió al día siguiente.
Otro caso de similares características fue el asesinato del dirigente de Camioneros en Mendoza, Carlos Martín. El martes 27 de enero de 2009 recibió dos balazos mientras miraba tele en el living de su casa en Guaymallen.
En mayo de 2010 asesinaron al tesorero del Sindicato Marítimo de Pescadores (Simape), Jorge Andrade. Recibió una balacera mientras estaba en el interior de una farmacia, en Mar del Plata. Aquél día, Andrade había retirado dinero del banco, pero no sufrió ningún robo.