POLITICA
Busca reunirse con el nuevo presidente

Peña viaja a Cuba para potenciar el vínculo con los herederos de Castro

Debilitado en lo local, el jefe de Gabinete se reafirma como el máximo vocero de Macri ante el mundo. Venezuela, en agenda.

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Giras. Ya prepara otros viajes a Reino Unido y Estados Unidos. | Cedoc Perfil

El jefe de Gabinete, Marcos Peña, podrá haber acusado un golpe de pseudo KO por el desmanejo local de la crisis, pero hacia fuera, en lo que respecta al mundo, sigue encarnando la voz inequívoca del presidente Mauricio Macri, sin rivales a la vista. Hoy aterrizará en La Habana con una misión específica que excede la agenda bilateral: aceitar el vínculo político con la generación de recambio en el gobierno de La Habana.
Si bien la coordinación logística y política recayó en la Cancillería y sus brazos, su titular, Jorge Faurie, no formará parte de la delegación. Y esto no solo responde a su compromiso paralelo en el Vaticano, adonde vuela hoy. “Cuando el Presidente quiere dar una señal de que están hablando con él mismo, el que va es Marcos. Es más que Faurie, más que cualquiera de nosotros. Sigue siendo así”, ratificó una fuente de la mesa chica del Presidente a PERFIL.
 
Agenda. Peña viajará acompañado de Fulvio Pompeo, secretario de Asuntos Estratégicos y arquitecto de la diplomacia presidencial. Permanecerán apenas una noche en la isla, y el mismo lunes regresarán a Buenos Aires.
Si bien la agenda incluye reuniones con el ministro de Comercio e Inversiones, Rodrigo Malmierca Díaz –el funcionario que gerencia la apertura de Cuba al capital extranjero–, el canciller Bruno Rodríguez Padilla y el vicepresidente Salvador Antonio Valdés Mesa, la aspiración es un cara a cara con Miguel Díaz-Canel, actual presidente y sucesor de los Castro. A los 58 años, es el primer líder cubano post Sierra Maestra, por lo que no faltan quienes especulan con una eventual relajación del sistema político cuando asuma la posta del PCC en 2021. Mientras tanto, el partido sigue en manos de Raúl Castro.
Una de las metas no escritas del Gobierno es que Cuba ejerza, sobre Venezuela, la misma presión que China puso a Corea del Norte para que ablandara su músculo militar. Confían en la mediación de La Habana para conseguir lo que ni Buenos Aires ni nadie del Grupo de Lima pudo con sus sanciones y amenazas: incidir sobre el presidente Nicolás Maduro, cuya reciente reelección desconocen.
En este sentido, las “palomas” de la política exterior cambiemita depositan sus esperanzas en que Díaz-Canel resulte más pragmático que apóstol revolucionario, a mediano plazo. Tanto él como los ministros Rodríguez Padilla y Malmierca pertenecen a la generación que reemplazará a la vieja guardia del partido, aquella que luchó por la Revolución. Es, también, un guiño hacia la Casa Blanca para posicionar a la Argentina como key player regional luego de que Washington renunciara, con Trump, a toda relación política con La Habana al dinamitar los puentes construidos por Barack Obama.

Nexo. Para abrir la puerta al despacho de Díaz-Canel, el Gobierno delegó la misión en Javier Figueroa, un diplomático de carrera que ya formó parte de la sede cubana entre 2010 y 2012 como cabeza de Sección Cultural y luego Jefe de Cancillería, antes de regresar al país para ocuparse de la Dirección General de Malvinas y Atlántico Sur y la subsecretaría de la cual depende. Figueroa se trajo no solo un vínculo amigable con el gobierno cubano, sino el deseo de volver. La ex presidenta Cristina Fernández se lo cumplió entre sus últimos decretos, pero nunca llegó a asumir porque el actual gobierno lo redestinó, en cambio, a Sudáfrica en junio de 2016.
El 11 de mayo, Macri firmó el decreto que ordenaba su traslado a La Habana, donde debía estar presente desde el 7 de mayo anterior. No obstante, se demoró el pase de posta con el actual embajador, Ernesto Pfirter, quien retornará a Buenos Aires el 2 de junio. Mientras, Figueroa cierra su misión en Pretoria con pasaje en mano, sin poder asumir en forma oficial su nuevo rol hasta tanto presente sus cartas credenciales ante el gobierno cubano. n