El titular provisional del Senado, Federico Pinedo, defendió a la vicepresidenta Gabriela Michetti, investigada por la Justicia a raíz del presunto dudoso origen de un dinero que fue robado en su domicilio particular, al decir que "quieren hacer creer" que la ex senadora nacional "es una especie de Al Capone, que mata chiquitos por la noche".
Además, dijo con ironía que le resultaba "gracioso" que la vicepresidenta, quien "fue víctima de un robo, esté imputada", lo que consideró "un disparate". "Quieren hacer creer que Michetti es una especie de Al Capone, que mata chiquitos por la noche", alertó Pinedo en alusión al fallecido gánster estadounidense y sin especificar a quiénes se refería con su acusación.
Sin embargo, reconoció que desconocía la causa judicial, al sostener que "no" estaba "en ese tema", y añadió: "Pero es muy gracioso que Michetti, quien es víctima de un robo, esté imputada".
El dirigente del PRO argumentó que "se imputa al que cometió un delito" y, "acá, nadie dice que cometió un delito". "Están haciendo una investigación, que nos parece fantástico que la hagan, y punto", finalizó en declaraciones brindadas anoche a la TV Pública.
En la causa judicial, se pretende determinar el origen del dinero que fue sustraído en la vivienda que Michetti tiene en el barrio porteño de Balvanera, la noche en que Mauricio Macri le ganó el balotaje presidencial a Daniel Scioli. La vicepresidenta sufrió el hurto de 245 mil pesos y 50 mil dólares el 22 de noviembre último, cuando celebraba la victoria de Cambiemos en la segunda vuelta electoral, en el centro de cómputos de ese frente, que funcionaba en el capitalino Centro Costa Salguero.
Michetti argumentó que esa plata provenía de una donación a la fundación que ella preside, SUMA, y de un préstamo que le había hecho su pareja, Juan Martín Tonelli Banfi. Acusado de haber cometido el hurto, está procesado y en camino a juicio oral ante el tribunal 29 el oficial de la Policía Metropolitana David Juan Pablo Cruzado. En la investigación judicial, un entrecruzamiento de llamadas telefónicas involucró a Cruzado, quien custodiaba a la entonces senadora nacional.
