Según información que consta en el padrón electoral, hay 26 personas que viven en la Casa Rosada y once en el Congreso. Es un dato llamativo pero que no sorprende a las autoridades judiciales ni a los dirigentes políticos, a pesar de que su legalidad está puesta en duda. En el mundillo político es sabido que mucha gente inscribe su domicilio laboral como el legal, aunque también existen coincidencias en que el sistema que utiliza el Registro Nacional de las Personas (Renaper) a la hora de tramitar los documentos es, por lo menos, endeble.
Esta situación saltó a la luz en las últimas elecciones porteñas, cuando fiscales del PRO, alertados por delegados judiciales, encontraron personas domiciliadas en Balcarce 50 (Casa Rosada) y también en otras dependencias del Estado, como la Aduana o el Puerto de Buenos Aires. A esas personas se les recurrió el voto, y una de ellas, al ser consultada, aseguró que la habían “obligado a poner” esa dirección.
“No es nada extraño, hay gente que se anota en el lugar de trabajo”, explica la jueza electoral María Servini de Cubría. Es una forma de estar más cerca de su lugar de votación o incluso por comodidad para recibir correspondencia. Desde la Cámara Electoral coincidieron en que “puede ser un encargado o un cuidador”. Por lo menos diez de los registrados en la Casa Rosada son o fueron agentes de la Policía Federal. Además, según información a la que accedió PERFIL, hay más de 350 personas que figuran viviendo en el Departamento Central de Policía.
Sin embargo, especialistas aseguran que ni la Casa Rosada ni el Congreso pueden ser fijados como residencia. Servini esquivó una respuesta: “Habría que ver si es legal o no”, dijo. Tanto desde su juzgado, como desde la Cámara Electoral le endosan responsabilidad al Renaper, encargado de confeccionar los padrones. Desde esa dependencia –del Ministerio del Interior– no respondieron a PERFIL.
El trabajo del Renaper es el que genera mayores suspicacias en sectores de la política. “¿Cómo se construye el padrón electoral? Lo hace alguien que es juez y parte”, sostiene Claudio Bargach, de la red Ser Fiscal, que trabaja promoviendo mejoras y controles al sistema electoral. Los organizadores de las elecciones, en este esquema, no sólo también compiten sino que incluso tienen un rol crucial en el armado de los padrones y en el acceso a información clave, como por ejemplo saber quiénes son los que en cada mesa no se presentaron a votar o están en el exterior.
“Hay un montón de elementos que muestran que el padrón genera ciertas dificultades”, agrega. Y enumera: hubo cambios de domicilios masivos (en Catamarca, por ejemplo, y se sospecha que fue para beneficiar a un candidato a senador provincial), hay muertos que no se sacan del padrón (y cada tanto aparece alguno que los familiares encontraron que votó), y hay personas que llegan a votar y se encuentran con que otra persona votó por ellos.