Ahora que parece que el dinero de las AFJP no será suficiente para asegurar un 2009 tranquilo, el gobierno tal vez deberá apelar a nuevas jugadas audaces, siempre a tono con su discurso a favor de una mayor intervención del Estado y de una mejor redistribución del ingreso.
Con un ánimo constructivo, suprapartidario y patriótico se le podría sugerir a los Kirchner una salida ejemplar: la estatización del juego, con lo cual mataría varios pájaros de un tiro.
Por un lado, se apropiaría de una enorme caja. Por ejemplo, se calcula que cada una de las 5.100 máquinas tragamonedas instaladas en el Hipódromo de Palermo deja unos 300 dólares por día. Néstor Kirchner lo debe saber bien ya que fue él quien, poco antes de dejar el gobierno, extendió esa concesión hasta 2032, a pesar de que no hacía falta tanta prisa.
Otra ventaja es que una medida como ésa encontraría inmediatamente un amplio respaldo social y político. La opinión pública podría ser convencida fácilmente con un argumento de hierro: que en todo el mundo el juego está en manos del Estado o de alguna mafia. Tal vez sea un argumento falso en el caso de nuestro país, pero suena bien; es atractivo.
La Iglesia, siempre refractaria al kirchnerismo, no podría sino aplaudir esa jugada. ¿No se la pasan acaso los curas despotricando contra los casinos privados? Y ni qué decir de la oposición: ahí está Mauricio Macri enojado porque dice que, a su juicio, su gobierno no recibe lo suficiente por la explotación del juego en la ciudad de Buenos Aires. Con unos pocos pesos más, se podría obtener su apoyo. También está el caso de Felipe Solá, opositor reciente, que recuerda ahora lo que le decía Néstor Kirchner sobre ese tema.
Pero, lo mejor para el gobierno sería taparle la boca a Lilita Carrió, que cada tanto machaca con que detrás de Cristóbal López, uno de los empresarios del juego que más ha crecido en los últimos años, está el mismísimo Néstor Kirchner. ¡Qué mejor que estatizar las maquinitas y los casinos para salir al cruce de esa infamia!
Esta jugada tiene tantos puntos a favor que no se comprende cómo no se le ha ocurrido ya a los estrategas kirchneristas, con Juan Carlos Mazzón a la cabeza.
*Editor jefe del diario Perfil.