Tristeza. La cara más dura, familias pobres e indigentes. |
cedoc
Por primera vez desde que el BCRA hace el relevamiento de expectativas inflacionarias en el mercado, el viernes ese sondeo arrojó por primera vez que se espera un 2023 con una suba de precios mayor a la que prevé el Presupuesto 2023, proyectada en 60%.
La ley de leyes se discute en el Senado y ya obtuvo sanción de Diputados.
Sin dudas la inflación es el talón de Aquiles para el gabinete económico que es cierto que heredó el problema de sus antecesores pero que debe desacelerar para poder dar señales políticas que contengan los reclamos de los sectores que componen la coalición gobernantes, en especial al que responde a la vicepresidenta Cristina Kirchner (y a ella misma).
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El próximo 13 el Indec difundirá la medición de octubre que las consultoras privadas estiman por encima de la del mes anterior. Para este año se descuenta que los precios rondarán los tres dígitos. Las consultoras privadas anticipan que octubre estaría por encima de 6,2% de septiembre.
Lo que más golpea es que no haya desaceleración en los valores de los alimentos porque es allí donde los indicadores juegan la suerte de si habrá más o menos pobres en el segundo semestre de este año. Las cifras actuales son poco alentadoras porque el 60% de los niños son pobres y los economistas creen que se llevará muchas décadas para rescatarlos.
