El estilo K preocupa a muchos. Entre ellos, a la Corte Suprema de Justicia que teme fundamentalmente por la forma de acumular poder que tiene el presidente Néstor Kirchner y sus allegados. Por eso, según se estima en una nota publicada ayer por el diario La Nación, el máximo tribunal del justicia pretende separarse del Gobierno y convertirse en un referente institucional.
Para soltarse de la mano al oficialismo, la Corte dictó fallos que, en otros años, podrían haber parecido polémicos teniendo en cuenta que no es habitual que los jueces le pongan límites al Gobierno. En uno se obliga al Poder Ejecutivo a limpiar el Riachuelo y en otro a actualizar las jubilaciones.
Según confiaron varios jueces, entre la Constitución Nacional escrita, plasmada en normas que deben aplicar los jueces y la Constitución material práctica, dibujada por la agenda política, hay una distancia casi abismal. Sostienen que la exasperación que provocan las costumbres políticas agrava aún más esa situación.
"El país está enfermo de hiperpresidencialismo y el Gobierno se sorprende con nuestro activismo. No entiende que tenemos un perfil profundamente social. Y les molesta que les ganemos la iniciativa política", confió al diario uno de los siete magistrados.
En tanto, otro magistrado agregó: "La Corte se maneja con consensos y así debe ser el poder. No queremos un rey". ¿A quién se refiere?, preguntó La Nacion. "Al estilo de Kirchner", aseguró.