Tras la detención del líder del Cartel de Sinaloa, en la provincia del Chaco están conmocionados por el posible paso de Joaquín “Chapo” Guzmán Loera por esas tierras. Mientras tanto, el diputado nacional del Frente Para la Victoria, José Mongeló, intenta imponer un bozal judicial para que la prensa no mencione su nombre ni el de su familia, en noticias vinculadas con el narcotráfico ni el lavado de dinero. El pasado viernes 7 de marzo se presentó en la Fiscalía Federal de Resistencia para pedir que citen a declarar a los periodistas, dirigentes sociales y medios de comunicación que hablaron de él. El disparador fue la publicación de una nota de Jorge Lanata en Clarín, seis días atrás.
Los hechos. De las Iglesias a la camioneta oficial con droga
En el Chaco, periodistas y referentes sociales como Miguel Chamorro y Rolando Núñez, quien coordina el Centro Mandela en Resistencia, vinculan a la mexicana María Alejandra López Madrid con el ex subsecretario de Gobierno, Culto y Registros Públicos, José Mongeló. En la misma línea, el experto periodista mexicano, José Reveles, mencionó al actual diputado nacional y a su entorno, en su libro sobre el Cartel de Sinaloa. En agosto del 2009, el templo evangélico “La Roca” fue ofertado por un mexicano que se presentaba como pastor. Su nombre era Jerónimo López Valdez y pretendía tomar la iglesia como fachada para otros fines. El encargado del templo, Gilberto Monzón, denunció a López Madrid como “cabecilla del cártel mexicano”. Ese mismo año, la financista fue arrestada en Paraguay. Según Reveles, el cártel de Sinaloa es “una corporación internacional que controla al menos 3.500 empresas” y habría invertido sus ganancias en la Argentina. El tiempo pasó y, recién esta semana, Mongeló se refirió al tema. Dijo que “poco recordaba” de la entrega de esa personería jurídica y que no conoció jamás a las personas mencionadas. Sin embargo, Núñez recuerda que el mismísimo López Valdez lo visitó en su Centro de estudios, en pleno centro de la capital chaqueña, para explicarle que no tenía relación con el narcotráfico. “Vino acompañado por otra persona que no se identificó, vestidos con ropas como de película, parecían dos platos voladores y me querían convencer de que no tenían nada que ver” aseguró a Perfil.com. La justicia no inició una investigación sobre el tema. Cuando Mongeló fue electo diputado nacional, Capitanich disolvió la subsecretaría de Culto para crear, directamente, una Dirección de Culto. Para Chamorro, el dato no es menor pues “mandaron todos los expedientes a archivo y, muchos de esos papeles, los incineraron”. A pesar de que el actual diputado negó que en su gestión se entregaban personerías jurídicas, el 2 de octubre del 2013, poco antes de dejar la provincia, Jorge Capitanich firmó el decreto Nº1992, por el cual declaró el 15 de septiembre como el “Día del Pastor Evangelista” y reconoció la tarea de las Iglesias Evangélicas. El periodista Roberto Espinoza, cuando supo que integraba “la lista negra” del diputado Mongeló entrevistó a Pedro García, funcionario encargado de la Coordinación de Relaciones Interreligiosas, para preguntarle si existía algún tipo de control sobre el origen de las inversiones destinadas a las iglesias en su provincia: “No hay ningún tipo de control”. El periodista insistió: “Si vengo con 10 millones de pesos para las iglesias, ¿puedo ingresarlos e invertir aquí?” La respuesta fue tajante y afirmativa.
El 28 de diciembre del 2010, día de los inocentes, la policía local detuvo una camioneta oficial de la gobernación en la que se encontraron nueve kilos de marihuana. En su interior viajaba Eleazar, hijo del diputado provincial del Bloque Justicialista Indígena y Popular llamado Egidio García junto con Abel Castillo, chofer del legislador y un tal Jorge Fernández. En un operativo conjunto entre la policía local y la Gendarmería Nacional, la Nissan fue interceptada frente al Autódromo de Resistencia, por la ruta 11. Venía de un campo cercano a Las Palmas y se dirigía al barrio de Santiago donde vive la familia materna del diputado nacional Mongeló. “Si el operativo estaba controlado como dijo la policía, ¿por qué no esperaron a detenerlos en el lugar de la entrega?, se pregunta Rolando Núñez quien menciona a la familia Segovia. Camilo Emiliano, el hermano de la joven Celeste, diputada provincial y actual esposa de Mongeló, aportó su declaración testimonial en la causa. El fiscal federal subrogante que estuvo a cargo de la investigación fue Gustavo Corregido, hermano de la senadora nacional, Elena, otra de las “levantamanos” que tiene el kirchnerismo en Chaco. Elena Corregido fue pareja de Mongeló, según recuerda el periodista Espinoza, y su hermano dejó de investigar al poder cuando lo nombraron, poco después del hecho, Defensor del Pueblo.
En los últimos días de diciembre del 2010, la legislatura chaqueña estaba de receso. Por esa razón, el diputado Carlos Martínez Fidani, como integrante de la Comisión Legislativa Permanente, pidió constituir una comisión investigadora sobre el narcotráfico y el contrabando en la zona fronteriza de la provincia. El justicialismo no mostró interés. Mientras tanto, el diputado provincial indígena decía que el narcotráfico estaba en el 4ºpiso de la gobernación. Allí residía la oficina de Mongeló, entre otras. Poco después, su hijo fue liberado. La investigación se empantanó a pesar de que Martínez aportó un testigo de identidad reservada, “Nino” que explicó cómo eran las vinculaciones entre Jorge Milton Fernández – la mula- y el poder político chaqueño. La policía registró escuchas telefónicas que vinculaban al único detenido en la causa con el intendente de La Leonesa, José Carbajal. “Es un matón, aliado de Mongeló y nunca entendí esa amistad” explicó Martínez para Perfil.com Las fotografías periodísticas demuestran el vínculo preexistente entre los tres. Fernández fue uno de los integrantes de la fuerza de choque que el intendente envió a recibir al científico, Andrés Carrasco, cuando fue invitado a dar una charla sobre agrotóxicos en agosto del 2010. “Casi nos matan” recuerda el diputado Martínez. Fernández estaba al lado del intendente.
La ruta del dinero
El 27 de septiembre de ese año, el ex secretario de Culto, José Mongeló, firmó un convenio con el polémico intendente para la construcción de un nuevo edificio para el Registro Civil de su localidad, La Leonesa. Lo hicieron junto con la diputada provincial, Elda Insaurralde, mujer de Carbajal. El testigo de identidad reservada, que estaría vinculado con Fernández, aseguró que, cuando el poder político chaqueño, descubrió su nombre, José Carbajal le pidió, en persona que “se dejase de joder” y, a cambio del silencio, le habría ofrecido la presidencia del Consejo Municipal de esa localidad. “Me ofrecieron contratos para mí y para mi familia, le dije que no” denunció “Nino” a comienzos del 2011. El testigo decía que el intendente Carbajal “tenía una relación estrecha con Mongeló quien certificó la labor de “la negra” Hilda Alvarenga quien tenía un contrato de Obra formalmente pero estaba siempre en La Leonesa”. Alvarenga era la pareja del procesado Fernández y quien recibió el visto bueno para subir a la camioneta por Arturo Blanco, asesor de extrema confianza de Mongeló. En el recorrido a Resistencia, Alvarenga descendió del vehículo para dejarle el lugar a su pareja Fernández quien llevaba “la carne”. Así llamó a los 9 kilos de marihuana, el cuñado de Mongeló en declaraciones periodísticas: “La carne era para nosotros, pero no para ningún asado de los funcionarios. Era un pedazo de carne que nos mandó la Negra Alvarenga para hacer una fiesta gratis”. A horas de producirse el hecho, Camilo Segovia, hermano de Celeste, la actual mujer de Mongeló y diputada provincial, pidió que se investigue al hijo de Egidio García. Por esa razón, García afirmó que los narcotraficantes estaban en Casa de Gobierno. “Estaba caliente” aseguró en las últimas horas el ex diputado provincial que asegura que hoy no tiene ni para comer, “seguramente por lo que dije en aquella oportunidad”. El juez de la causa, el formoseño Eduardo Valiente, no avanzó con la investigación y demoró una eternidad en pedir informes sobre los mensajes de texto enviados desde los celulares de los involucrados ni cruzar las llamadas.
Rolando Núñez no se sorprende por las declaraciones periodísticas efectuadas por Mongeló durante la última semana en la que afirma que renunciará a sus fueros para que lo investiguen: “Lo sorprendente es que, tras el incidente con la camioneta, no haya sido procesado y que siga siendo diputado”. Para el periodista Espinoza su accionar demuestra “su torpeza política”. La compañera de bancada de Mongeló en el Congreso Nacional, la diputada nacional Gladys Soto, cercana a la Presidenta de la Nación, también lo vinculó con el narcotráfico. El ex secretario de Culto la querelló por calumnias e injurias pero la justicia sobreseyó a Soto quien no quiso referirse más sobre el tema, al menos, públicamente. El martes próximo, en Resistencia, Miguel Chamorro, impulsará una marcha contra la narcopolítica. Mongeló como si fuese Lázaro Báez o Amado Boudou, niega todo y exige que el periodismo no lo nombre más en noticias relacionadas sobre el lavado y el narcotráfico. El dirigente social, Tito López, es expeditivo sobre Mongeló: “Hace seis años no tenía ni para un café, hoy es rico”. López, el hombre que supo apoyar a Capitanich hasta hace pocos meses, pide que se siga la ruta del dinero del ex secretario de Culto de la provincia.
Mi nombre es J.M.
La periodista Emilia Delfino informó que el Departamento de Estado norteamericano hizo referencia a la Argentina, asegurando que seguiría ingresando efedrina ilegalmente a nuestro país. Por otra parte, no sólo narcotraficante más poderoso del mundo habría vivido en nuestro país durante el año 2010 y el 2011, sino también Dámaso López, uno de sus herederos. Guzmán habría visitado la provincia gobernada, hasta fines del 2013, por Jorge Milton Capitanich. Tito López, dirigente social cercano al actual jefe de gabinete de la Nación, hasta hace pocos meses, aseguró en FM Identidad que el gobernador en licencia debería saber si pasó o no el “Chapo” por su provincia. López recordó que “el único lugar en que encontraron efedrina fue en el Chaco y en Buenos Aires pero no quiero hablar mucho de eso porque tengo a mi compañero, el Gringo Pintos, muerto por eso”. Al día siguiente, el celular de López sonó desde Casa Rosada. Capitanich quería hablar con él. Mientras tanto, uno de sus hijos era salvajemente golpeado en un extraño episodio por efectivos de la policía local en su provincia del Chaco. Tito López y un grupo de 120 compañeros de su organización estarán viajando, en las próximas horas a Buenos Aires, para reunirse con el jefe de gabinete de la Nación en Casa Rosada.
La historia no quedó allí. El sábado 1 de marzo de este año, Jorge Lanata publicó en Clarín una nota titulada: “Chapo Guzmán, la conexión argentina”. En la misma citaba una investigación que realicé en diciembre del 2012 en el portal, Tribuna de Periodistas, sobre las conexiones entre políticos y funcionarios de la provincia del Chaco con el narcotráfico. El tema se reflotó por la valentía de algunas fuentes que se acercaron tras la publicación del libro “El negocio de los derechos humanos”, en el que incluyo un capítulo sobre las vinculaciones de la narcopolítica, la obra pública y Sueños Compartidos en El Chaco. El nombre del diputado nacional, José Mongeló, que encabezó la lista de candidatos en octubre del 2011 por expreso pedido de Cristina Fernández de Kirchner, aparecía una y otra vez mencionado por fuentes de todo tipo y color. Algunas, incluso, aportaron información con nombre propio.
En ese contexto, Mongeló, rompió el silencio. El viernes pasado, citó a la prensa y a los canales de televisión chaqueños en la puerta de la fiscalía federal de Resistencia. Allí radicó una denuncia para que se lo investigue. Pero el eje de su presentación fue el pedido de citar a declarar a los periodistas, incluido Jorge Lanata, referentes sociales, líderes de ONG, escritores mexicanos y quien escribe esta nota, para que aporten las pruebas correspondientes y para que “no se oculte algún delito de tipo mafioso o que tiene que ver con el narcotráfico pues soy un acérrimo enemigo del narcotráfico y todo lo que tiene que ver con el lavado de dinero”. Mongeló dijo que se trataba de una gigantesca operación en su contra –aseguró que lo que motiva a los difamadores es arruinarle su carrera política en la que desea alcanzar la gobernación de su provincia en el 2015-. Hizo referencia al duhaldismo y hasta al propio narcotráfico. En lo que a mí respecta dijo que “Gasulla escribe una sarta de situaciones realmente detestables, bueno ese señor vive en Buenos Aires, que venga acá al Chaco y haga aportes (SIC) porque le acercamos al fiscal las acusaciones durísimas, concretas y asertivas que hace para con determinadas cuestiones que hacen con la provincia del Chaco”.
El viernes pasado se cumplieron 17 meses de la publicación de mi libro en el que lo mencioné a Mongeló en cuatro oportunidades en las 398 páginas que conforman la obra. Pero, recién el 28 de febrero, el diputado se preocupó por cuidar su “buen nombre y de su familia” y “luchar contra el narcotráfico”. No se le conocen proyectos de ley específicos sobre el tema ni declaraciones públicas sobre la proliferación de pistas clandestinas en su provincia, el aumento del consumo de cocaína en la Argentina, las madres que sufren a sus hijos víctimas del paco o la polémica sobre si la Argentina es o no es productor de drogas. Mucho menos, se interesó por el paso del líder del cartel de Sinaloa por nuestro país. La justicia tampoco agilizó las investigaciones en las que el ex secretario de Culto estaba mencionado en sendas escuchas telefónicas registradas por la policía local. Mongeló jamás quiso atender mi requisitoria periodística. A raíz del escándalo, un grupo de dirigentes de La Cámpora, viajó al Chaco para interiorizarse de la situación, preocupados por el tema y que no termine salpicando al gobierno nacional. “Mongeló teme que le hayan soltado la mano” asegura el referente social, Miguel Chamorro, calificado por el denunciado denunciante como “Tóxico” de forma despectiva. Mientras tanto, Daniel Lencina, director de “Ecos del interior” un portal que reprodujo el 25 de febrero pasado, parte de mi libro y el de Reveles, recibió una carta documento en la que el diputado nacional lo intima de “en adelante deberá abstenerse de difundir cualquier noticia sobre mi nombre, o de cualquier calificativo que pueda hacer referencia a mi persona y/o miembros de mi familia, como INICIALES DE NOMBRE (…) en las redes sociales o en las diferentes variantes de publicación en internet y/o periodismo gráfico, bajo apercibimiento de ley”.
El diputado nacional aseguró a los periodistas chaqueños que estaba dispuesto a renunciar a sus fueros para que lo investigase la justicia, ignorando que es el Congreso Nacional quien deberá dar o no a lugar al pedido. Para Livio Gutiérrez, dirigente radical, “la denuncia de Mongeló es para “la popular” y es inviable”. Tal vez, para J.M –tal como desea que se lo nombre al ex secretario de Culto- un diputado de la Nación puede cumplir el rol de fiscal, juez y, en sus ratos libres, dar clases de periodismo, como se lo agradeció el conductor radial de Palabras Encontradas, Roberto Espinoza, también citado a declarar por el denunciante. Con la jugada judicial y el posterior raid mediático en el que Mongeló me acusó de mentiroso mientras ciertos periodistas pauta-dependientes locales me vinculaban con la dictadura, Sergio Massa, la SIDE e incluso con el cartel de Sinaloa, el diputado corrió el eje de la cuestión como intentó hacer el mayor contratista del Estado en la década “ganada”.
En diciembre del 2013, el empresario kirchnerista, Lázaro Báez, había presentado ante el Juzgado Federal de Río Gallegos un escrito solicitando no ser mencionado en investigaciones periodísticas relacionadas con lavado de dinero. Sus abogados se enfocaron en cuestiones de forma en que Hugo Alconada Mon, en el diario La Nación, había mencionado el supuesto acto ilícito. Con el criterio de Báez y del diputado nacional, José Mongeló, sería imposible ejercer el periodismo de investigación en la Argentina. La denuncia del empresario K no prosperó pero marcó un antecedente. Mongeló sigue sus pasos y va por el periodismo de investigación.
(*) Autor de “El negocio de los Derechos humanos” | @luisgasulla