Desde un pedido para acelerar una obra en Chaco, pasando por la recomendación de una entrevista a un empresario extranjero en un medio europeo, hasta las quejas para que no sea más una funcionaria –a la que tilda de “técnica”– la que defienda las políticas del Gobierno ante el canal de noticias TN y mande ministros que puedan dar más pelea discursiva. Todo esto se daba en una charla telefónica de cinco minutos entre el Presidente y la vicepresidenta cuando mantenían conversaciones a diario, pero ahora Cristina Kirchner dejó la marca personal mientras que Alberto Fernández ya no marca su celular a diario y gestiona sin sus visitas semanales a la Quinta de Olivos. El diálogo nunca se cortó pero ambos prueban una relación a distancia.
Después de días de mantener conversaciones a través de Telegram y a un año de la asunción, finalmente Fernández y Kirchner volvieron a mostrarse juntos en un acto. Mientras los funcionarios aguardaban el inicio del evento sentados cerca del escenario para celebrar el Día Internacional de los Derechos Humanos, Fernández y Kirchner se reunieron a solas después de dos meses (apenas con un intervalo fugaz en el entierro de Diego Maradona).
El reencuentro fue en una oficina de la ex ESMA y se extendió durante 15 minutos. Solo ellos saben lo que hablaron tras varias semanas sin verse. A pesar de las diferencias que se dejan en evidencia, sobre todo en el ámbito judicial y en la falta de acción de la gestión, el diálogo nunca se cortó del todo. Incluso, Cristina también habló por teléfono semanas atrás con Fabiola Yáñez para recomendarle iniciar acciones legales contra Google y ofrecerle a su abogado, algo que la primera dama aceptó.
El jueves pasado al mediodía fue el Presidente quien marcó el número de su compañera de fórmula. La invitó al acto de la ex ESMA, eventos en los que durante su presidencia, Cristina siempre participó. “Había buen clima. Los funcionarios necesitaban que estemos todos juntos otra vez”, dijo uno de los participantes.
Todos describieron a una vicepresidenta de buen humor pero entendieron que seguirá marcando el rumbo cada vez que lo desee. Sobre todo en su posición frente a la Corte y el vínculo del propio presidente con su “amigo Horacio”. En el acto del reencuentro, sin nombrarlos, apuntó a Horacio Rodríguez Larreta y a Mauricio Macri.
La vicepresidenta venía de una sesión en el Senado en la que finalmente se aprobó la reducción de fondos a la Ciudad de Buenos Aires por el traspaso de la policía. Para el kirchnerismo, fue un error de Fernández haber posicionado durante la pandemia a Larreta como un “amigo” y darle proyección nacional. Cuando el Presidente y el jefe de Gobierno porteño se mostraban dispuestos a fortalecer el vínculo, los dirigentes más cercanos a Cristina Kirchner empezaron a repetir “Larreta es Macri”.
También están a destiempo en la pelea contra la Corte Suprema. El Presidente ya revisó el informe de los 11 juristas sobre las reformas pero avisó que no hay apuro en avanzar en sus recomendaciones, algo que la vicepresidenta ya viene ideando mucho antes. Fernández no tiene en la agenda ir contra el máximo tribunal, sobre todo con una Cámara de Diputados con poco consenso para debatir estos proyectos, pero sabe que Cristina lo puede hacer en cualquier momento.
Sin embargo, el año electoral podría ponerle un freno. La ex jefa de Estado mira los números de la economía con tanta inquietud como a la Justicia. Un año atrás ganaron para atender demandas sociales que la pandemia intensificó y allí concentrará su influencia en la gestión, lo dejó demostrado en el cambio del proyecto de movilidad jubilatoria. Cristina Kirchner también levantará la voz para decir hasta dónde llegará el ajuste el próximo año y para eso no necesita hablar a diario con el Presidente.
Además de dialogar con los funcionarios que llegaron por su espacio, comenzó a llamar a otros con los que no tenía diálogo hasta meses atrás, como el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo. Recibe a intendentes en su casa que relatan la situación en el Conurbano y a Andrés “Cuervo” Larroque que, como ministro de Desarrollo de la Comunidad bonaerense, le detalla el escenario más complejo. Si hay algo que no pueden perder es la elección en el territorio bonaerense.
Alberto y Cristina prueban ahora una relación a distancia en la que hay cada vez más intermediarios. El ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro es, sin dudas, el principal interlocutor entre ambos cuando va de la Casa Rosada al departamento de la calle Juncal.
También, desde hace algunos meses, se aceitó el vínculo del presidente del bloque de diputados del Frente de Todos, Máximo Kirchner, con el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero. El senador Oscar Parrilli llega a Balcarce 50 cada vez más seguido y las sesiones extraordinarias que tendrán lugar durante todo el verano hicieron que la legisladora Anabel Fernández Sagasti también esté en contacto permanente con la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra, quienes ahora están en pleno conteo de votos por el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo.
Se acercan las elecciones y eso aplacará las diferencias internas. “Una cosa es que nos tiremos piedras entre nosotros y otra es cuando nos atacan desde afuera”, dijeron del lado K cuando Juntos por el Cambio hizo un balance del año con fuertes críticas a la gestión.