"Su respiración es cada vez más corta; hay que esperar", dijo Ricardo Bussi en conversación con La Gaceta sobre el estado de su padre, el represor Antonio Bussi, que falleció horas más tarde en una clínica cardiológica en San Miguel de Tucumán.
Ayer, desde temprano los medios comenzaron a hablar sobre el estado de salud del ex gobernador de facto. Inclusive, algunos medios nacionales llegaron a confirmar su deceso 24 horas antes que sucediera.
En rigor, el crítico estado de Bussi fue el tema más comentado en las redes sociales. Su esposa, Josefina Bigoglio, permaneció durante todo el día en la sala de terapia intensiva, mientras que su hijo Ricardo entró y salió del edificio ubicado en avenida Mitre al 700.
"Mi papá es un hueso duro de roer", dijo su hijo menor a los periodistas. Pasadas las 18, llegó a la clínica su hijo mayor, Luis José Bussi. Posteriormente arribó su hermana, Claudia Bussi desde Buenos Aires.
También se encontraba en Tucumán su otra hija, María Fernanda Bussi. Según reportó el diario tucumano, cuando caía la tarde la familia decidió amenizar la espera en un bar ubicado en Mitre y Santa Fe. Los hijos varones optaron por ubicarse en mesas separadas.
Bussi, estaba condenado a reclusión perpetua por delitos de lesa humanidad.
