Rocío Marengo es un capítulo más de la larga lista de la farandulización de la política. Representa esa desesperación de los políticos por conseguir figuras que sirvan para llenar una lista de candidatos ignotos. Los usan como mascarón de proa. Pasó lo mismo con Nacha Guevara, Moria Casán y, en el último tiempo, Miguel del Sel. Todos con diferentes resultados. A Marengo la llamaron de todos lados y ella coquetea. No le cuesta.
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