Horacio Rosatti asume la presidencia de la Corte Suprema de Justicia con un triple desafío: interno, porque debe limar las asperezas con algunos de sus pares; externo, porque no era el candidato preferido del Gobierno, y judicial, porque el Máximo Tribunal tiene pendientes resoluciones de fuerte impacto para los principales actores políticos, como Cristina Kirchner, Mauricio Macri u Horacio Rodríguez Larreta.
El jueves que viene se termina la gestión del actual presidente y futuro vice, Carlos Rosenkrantz, que desde hace varias semanas se prepara para dejar la conducción que llevó adelante pese a tener la mayoría de sus facultades recortadas y limitadas al acompañamiento de tres votos. Uno de los autores de esa determinación, que ahora es vista con buenos ojos por parte de Rosenkrantz, fue el propio Rosatti, que ahora fue elegido en medio de un acuerdo extraordinario que incluyó la propuesta y el voto de Juan Carlos Maqueda, el autovoto de la fórmula Rosatti-Rosenkrantz y un intento de frenar la votación por parte de Elena Highton de Nolasco a raíz de la ausencia de Lorenzetti.
Clima enturbiado. Esa situación dejó en evidencia la fragmentación que existe entre los ministros y la ministra, escenario que aparece entre uno de los primeros desafíos que debe sortear la nueva gestión cortesana. Es que desde afuera del cuarto piso del palacio de la calle Talcahuano, la Corte Suprema aparece con una imagen pública dañada y la evidente fractura no aporta nada para revertirlo.
El santafesino fue electo con el apoyo de Rosenkrantz (va de vice) y Maqueda
De ese modo, Rosatti, el peronista con pasado en el Ejecutivo que se reconoce a sí mismo como un hombre con capacidad de diálogo, se enfrenta al dilema de si trabajará o no por recomponer el trato entre los cortesanos y, particularmente, el propio con Lorenzetti, que todavía se acuerda de que el flamante presidente fue uno de los artífices de la estrategia que frustró su intento de volver a presidir.
Relación fría. Otro de los desafíos gira en torno a los puentes con una Casa Rosada que había dejado entrever que el preferido, pese a todo, era Lorenzetti. Sin embargo, toma relevancia un mensaje que cuatro días atrás de ser electo presidente Rosatti les mandó a “los políticos”. “Se les pide a los jueces que no jueguen a ser políticos, y me parece muy bien. Desde la judicatura les pedimos a los políticos que respeten las decisiones judiciales. La división de poderes contempla el ida y vuelta entre ambos; puede haber interrelación sin interferencia a condición de que cada uno respete su competencia”, dijo al cerrar una exposición en la Federación Argentina de la Magistratura.
En ese marco, el ministro de Justicia, Martín Soria, y el procurador del Tesoro, Carlos Zannini, son los dos puentes de la Corte con el Ejecutivo.
Lorenzetti habló de "vicios" en la elección de Rosatti y dijo que "afecta el prestigio de la Corte"
Las causas pendientes. Así y todo, la Corte Suprema debe seguir con su principal rol que es la revisión de los planteos judiciales. Y en ese frente, las distintas vocalías tienen pendiente revisar y fallar en torno a expedientes. Desde la política, el pronunciamiento de la Corte se espera con atención, principalmente en aquellos que tienen importante voltaje.
Entre ellos, hay decenas de planteos que realizó la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner en la causa conocida como Vialidad, donde se investiga el supuesto redireccionamiento de la obra pública en favor del empresario Lázaro Báez cuando era presidenta. Allí, por medio de su defensor, argumentó que por la misma denuncia hay “cosa juzgada” en Santa Cruz y si los cortesanos le hacen lugar el expediente se caería.
A su vez, pidió que se ampliaran los peritajes a las obras públicas que su gobierno ejecutó en diferentes provincias y no que solo se tomara una reducida muestra. También recusó a un perito oficial que en sus redes sociales compartía publicaciones antikirchneristas, entre otros planteos.
La Corte también debe expedirse por la demanda de la Ciudad a Nación por los fondos
Por otra parte, los supremos tienen pendiente todavía expedirse acerca de la causa que mantiene enfrentados al jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y al presidente Alberto Fernández. Se trata de la demanda que el Ejecutivo del PRO presentó contra el mandatario ante la supuesta inconstitucionalidad del decreto de la Casa Rosada que le redujo la coparticipación a la Ciudad de Buenos Aires.
Otro de los expedientes que tienen que pasar bajo las vocalías involucra al ex presidente Mauricio Macri. En el marco de la causa por la quiebra de la empresa Correo Argentino SA, la familia Macri, propietaria de la firma, había presentado una recusación contra la jueza y la fiscal del fuero federal que revisten en el caso.
Esa presentación fue rechazada por la cámara y los Macri decidieron recurrir al Tribunal Supremo de Justicia de la Ciudad para que decida. Ante esa estrategia, la Corte debe determinar si los juzgados locales tienen competencia sobre causas que se tramitan en el fuero federal. Hay otra presentación sobre la que tienen que decidir exactamente lo mismo, en el marco de una causa iniciada por los herederos del artista León Ferrari contra Gabriel Levinas por la venta de obras de arte. Si primero sentencian en torno a este último caso, se sentaría precedente para la causa Correo.
“Se repiten vicios de jueces moralmente descalificados”
R.P.
Ricardo Lorenzetti, uno de los dos jueces de la Corte Suprema que no votó a las nuevas autoridades del organismo, les envió ayer una carta a sus pares en la que deja sentada su postura crítica y emparenta la elección de Horacio Rosatti con lo sucedido en la elección del menemista Julio Nazareno en el 2000.
“Lamentablemente repite uno de los vicios de algunos de los jueces de aquella composición del Tribunal, moral y jurídicamente descalificados, y que se habían superado hace más de una década. Se había logrado una confianza, transparencia y participación que este tipo de actos afecta gravemente”, sostiene el texto.
Lorenzetti mantiene un enfrentamiento con Carlos Rosenkrantz primero y con Rosatti ahora también. Este jueves no estuvo en la reunión de acuerdo extraordinario que se había convocado apenas 24 horas antes. Debía participar de un evento organismo internacional “con la participación de juristas de todos los continentes”. “Es decir, no era una tarea privada, sino institucional”, explicó en su carta. Y reclamó que podía hacerse en otro momento: “No había urgencias, ni obligación legal, y no hubo mala voluntad ni deseos de no asistir”.
El juez rafaelino recordó la crítica de Enrique Petracchi cuando se votó a Nazareno como presidente. “El ‘autovoto’ ha sido censurado por la opinión del Juez Petracchi en aquella decisión, y ello fue confirmado por lo sucedido con posterioridad, porque puso en duda tanto la existencia de una mayoría en la decisión derivada de votarse a sí mismo, sino también la legitimidad del acto”, aseveró. Concluyó, por último, que el autovoto de Rosatti y Lorenzetti “ha afectado el prestigio de la institución y de la elección misma”.