POLITICA
JUNTO CON LZARO BEZ

Rudy Ulloa y De Vido, los otros hombres de Néstor Kirchner

El chofer devenido empresario dirige un mercado comunitario. El ministro sigue a cargo de la “caja” de la obra pública.

Íntimos. Rudy, de paseo por la calle Florida, en Buenos Aires. De Vido sigue manejando la obra pública.
| Cedoc

Otros dos hombres centrales integraban el círculo íntimo de Néstor Kirchner, además del empresario Lázaro Báez. Hombres con destinos distintos pero una misma matriz a la hora de hacer negocios: la matriz Néstor Kirchner. Además de Lázaro Báez, el chofer devenido empresario Rudy Ulloa Igor y el ministro de Planificación Julio De Vido son dos piezas en el presunto desvío de dinero del Estado por parte del kirchnerismo.

El chofer.
La muerte del ex presidente puso a Rudy en la cuerda floja. El chofer de Kirchner, que se convirtió rápidamente en empresario de medios y llegó incluso a querer comprar el canal de televisión Telefe, ahora se dedica a su supermercado comunitario en las afueras de Río Gallegos. Se trata de un emprendimiento privado que ofrece precios accesibles para los vecinos de la capital provincial. En breve abrirá otro en el centro de la ciudad. “Compran la mercadería en el Mercado Central de Buenos aires y la traen a la Santa Cruz, los precios son más bajos”, contaron a PERFIL en la provincia.

Es íntimo amigo de Máximo, el único miembro de la familia K que lo mantiene a su lado desde la muerte de Néstor. Cerró su diario el año pasado. A través de la pauta oficial, Rudy construyó un grupo de empresas de medios para canalizar dinero del Estado. “Cristina le bajó el pulgar. No lo quiere”, cuentan en Santa Cruz. “Se debe estar riendo. Ahora que Lázaro está en problemas, él no es el único perjudicado del entorno de Néstor”, cuentan quienes lo conocen. La muerte del ex presidente, aseguran, lo deprimió. “Era como un padre para él”.

El ministro. De Vido es uno de los ministros más denunciados de la era K, pero nunca avanzó una causa en su contra. Las acusaciones giran en torno al manejo de la principal caja K: la obra pública. Una empresaria de Chubut y Santa Cruz, Estela Kank, socia fundadora de la empresa Kank & Costilla –que luego fue adquirida por Lázaro Báez–, denunció ante la Justicia en 2001 el presunto pago de coimas a De Vido. Así lo contó el periodista Luis Majul en su libro El dueño. Estela Kank dijo a la Justicia que sus socios en la constructora sobornaron al ministro para acceder a las licitaciones en Santa Cruz. Luego, la empresa fue “ahogada” por el gobierno local y, en quiebra, quedó en manos de Lázaro Báez.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Estela Kank dijo que a partir de 2000 detectó en la constructora maniobras con facturas apócrifas, falsificación de sellos y adulteración de remitos. “En vez de pagar 200 mil pesos de IVA, se abonaban veinte mil. Cada tanto aparecían cheques librados a nombre de personas que no existían, cheques que eran cobrados en los bancos de Santa Cruz y de Tierra del Fuego. Y el cobro de dinero era por falsos servicios, que nunca se hacían”, dijo la mujer. También declaró que el 13 de mayo de 2001, a las 7 de la mañana, su primo Aníbal Costilla le dio detalles de cómo se habría compensado a funcionarios públicos. Dijo que en la oficina de De Vido, entonces ministro de Economía de Santa Cruz, el funcionario recibió a un miembro de su empresa, quien le dejó una presunta coima. Dijo que “se trataba de algo muy frecuente, y que se producía cada vez que su pariente iba a cobrar un certificado de obra. Entró al baño, abrió el botiquín, sacó el sobre blanco y lo dejó. Se tomó el café y se despidió” de De Vido.