Daniel Scioli siguió la protesta del 8 de noviembre desde la residencia de La Plata. De reojo y sin desacelerar su habitual ritmo, se informaba a través de la televisión y distintos partes que recibía de sus colaboradores. Para el gobernador bonaerense, el cacerolazo no debe pasar inadvertido.
A diferencia del ultrakirchnerismo, que minimiza las demandas, después de la movilización del jueves Scioli les dijo a sus ministros: "A la gente hay que escucharla". La misma frase había dicho tras el primer cacerolazo, del 13 de septiembre, cuando remarcó que "no hay que subestimar a nadie". El mandatario sabe que el reclamo fue contundente, y para toda la dirigencia política. "Toda manifestación transmite un mensaje. Nadie puede mirar para otro lado, y Daniel toma nota de todo, toma la parte que le toca y la traduce en acciones de gobierno", explicó un hombre de su equipo.
Por ello, Scioli promete que responderá al pedido de mayor seguridad (uno de los principales reclamos) con el impulso de leyes, inauguraciones de comisarías móviles y un lanzamiento anticipado del Operativo Sol que se instalará en la costa bonaerense para el verano.
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