La reaparición pública de Máximo Kirchner y el operativo clamor de La Cámpora para que sea candidato incentivaron en el Gobierno la estrategia de llevar el apellido presidencial al frente de la lista de diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires. Sea con Máximo o con Cristina Kirchner.
Esta última opción cobró fuerza a partir de cuatro encuestas que circularon por los despachos oficiales que le otorgan a la jefa de Estado una aceptación de su figura de hasta el 45% en el Conurbano, un lugar vital para arrastrar votos y garantizar un triunfo en territorio bonaerense. La Provincia representa el 40% del padrón electoral.
Pero la Presidenta también tiene esos números a nivel nacional, con lo cual hay quienes la alientan para que encabece la lista de parlamentarios del Mercosur, para arrastrar en todos los distritos.
La denuncia del fiscal Alberto Nisman le quitó iniciativa al Gobierno, pero su desestimación en dos instancias y la adopción de medidas económicas para la clase media y la clase baja hicieron que la imagen de CFK volviera a repuntar. Los funcionarios, y sobre todo los candidatos, se entusiasman con los números –aunque evitan aludir a la alta imagen negativa que mantiene– y pretenden que sea la Presidenta la que encabece la lista de diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires. “Acá hay que ganar, y la que garantiza el triunfo hoy es ella”, explica a PERFIL un candidato a intendente K por el Conurbano. Es un deseo.
Para denostar la teoría de que la Casa Rosada buscará convertirse en la cabeza de la oposición en esta elección general, los oficialistas recuerdan el discurso de esta semana en La Matanza, cuando Cristina advirtió: “Estoy segura de que vamos a seguir siendo gobierno”. En ese acto, analizan, desglosó una serie de anuncios que son los que “le importan a la gente”. Allí inauguró obras de agua potable y cloacas. “Con eso logra penetrar en la clase baja”, sostienen cerca de la mandataria. No es de extrañar que, cuando se diluya el reclamo gremial, suba el mínimo no imponible. Lo hizo hace dos años, en plena campaña.
Nueva rutina. Máximo Kirchner desde hace seis meses intercala el Sur con Olivos. Realiza rondas permanentes con candidatos y funcionarios. Lo confió a PERFIL uno de los visitantes, que compartió con el hijo presidencial dos encuentros en la residencia en el último semestre. Máximo Kirchner está metido en asuntos económicos y políticos del Gobierno. Está en sintonía de campaña. En su última entrevista dio algunas señales. Criticó al macrismo y dijo que estará “donde los compañeros crean que es necesario”. El gran escollo de Máximo es el siguiente: Fabián Perechodnik, director de Poliarquía Consultores, dijo a PERFIL que lo miden todos los meses y que tiene un alto nivel de imagen negativa, y un porcentaje de indecisos. “Sólo La Cámpora lo ve como líder”, explica el encuestador. Por eso, varios funcionarios dijeron a este diario que creen que no será candidato.
Analogías, Poliarquía, Rouvier y Aurelio le dan, en cambio, números altos de imagen a la jefa de Estado, según pudo reconstruir este diario. Cristina se pudo recuperar de la caída por el impacto de la muerte dudosa de Nisman, que apareció con un tiro en la cabeza el 18 de enero de este año. Dicen que los números de la jefa de Estado preocuparon al gurú del macrismo, Jaime Duran Barba, que con sus propias encuestas pudo comprobarlo. Sobre todo porque la Provincia es un talón de Aquiles para el macrismo, donde no tiene la potencia del oficialismo.
Mientras tanto, miden a Alicia Kirchner para que sea candidata por la provincia de Santa Cruz. No se sabe aún si como diputada o gobernadora. Santa Cruz se ha convertido en un territorio difícil para el kirchnerismo.
Domicilio. ¿Dónde va a vivir Cristina Kirchner a partir del 11 de diciembre? Algunos especulan que intercalará Puerto Madero con El Calafate, para no perder poder.
Pero además, si un Kirchner va en la boleta de diputados nacionales, se convertirá en el jefe de la bancada de la resistencia, en un bloque de una decena de legisladores. Puede servir para resistir o para condicionar al oficialista que gane, si es que eso ocurre. La lista de condicionamientos incluye colocarle un vicepresidente de La Cámpora al ganador oficialista. Sigue siendo el núcleo de poder sobre el que, aunque Máximo no sea candidato, se recuesta CFK para sentirse más segura.