La efedrina sigue siendo el nexo más claro entre poder político y narcotráfico, y la Justicia busca al cerebro detrás de la red de empresas montadas para importar esa sustancia y luego desviarla al narcotráfico.
Cuando estalló el escándalo, tras el triple crimen de General Rodríguez en 2008, dos hombres K eran los encargados de la lucha antidrogas: Aníbal Fernández y José Granero, y estaban enfrentados entre sí. Como reveló Diario PERFIL, la Justicia ahora indagará a Granero al considerarlo políticamente responsable de haber otorgado permisos indiscriminados de importación de efedrina a un grupo de droguerías y personas indigentes, testaferros de empresarios.
La causa está a cargo de la jueza federal María Romilda Servini de Cubría y el fiscal Gerardo De Massi. Una mujer es clave en la historia que más compromete a Granero, uno de los pingüino más cercanos a Néstor Kirchner, y no es precisamente la conocida jueza.
Asistente. Susana Muzzio era una asistente personal de Granero, según consta en la causa. El funcionario, hoy a cargo de Enarsa, la empresa de energía eléctrica del Estado, era el segundo del PAMI durante el gobierno de Néstor Kirchner. Pero tanto él como Muzzio fueron desplazados por Graciela Ocaña, quien estaba al mando de la obra social de los jubilados. Fue cuando Kirchner lo nombró a cargo de la Sedronar, y su asistente fue a parar junto con Granero al organismo anti-drogas.
Muzzio es una contadora de 62 años que, bajo la tutela de Granero, se desempeñó en el PAMI y en la Sedronar. Luego de dar un portazo en ese organismo, pasó a manejar el expediente de un grupo empresario como gestora. Se encargaba de presentar y retirar los permisos de importación de efedrina de Alfredo Abraham, Josué Fucks y Alberto Salvador “Negro” López. En 48 horas conseguía permisos para ingresar al país de a dos mil kilos de efedrina.
Abraham, Fuks y López, hoy procesados por tráfico ilegal, serían los principales importadores de efedrina del país. El organismo al mando de Granero los autorizó para importar un total de 27.600 kilos de efedrina. Granero y quien dio la autorización final, Gabriel Yusef Abboud, serán indagados en las próximas semanas.
Interna. La pelea entre Aníbal F. y Granero jamás terminó de aclararse. Se camufló en una disputa entre promotores y detractores de la despenalización de la tenencia de droga, a la que Granero se opone y Fernández promueve. La efedrina profundizó la puja y ambos terminaron en la mira por sus supuestos “nexos” con los dueños del negocio.
Los proveedores de efedrina pueden dividirse en, al menos, dos bandas: el grupo de “Abraham-Fuks-López” y el sector supuestamente liderado por Esteban Pérez Corradi. El primero compromete a Granero. El segundo, puso en la mira a Aníbal F. y a la Policía Federal, entonces a su mando como ministro de Justicia y Seguridad.
En la causa, un exfuncionario ya fue indagado y reveló un dato llamativo. Julio De Orué, exdirector del Registro Nacional de Precursores Químicos de la Sedronar, declaró que, entre abril y mayo de 2008, Granero lo llamó a su celular y le pidió que fuera a su despacho para que le presentara a un “amigazo”. Según el relato de De Orué, Granero le presentó a Alfredo Abraham. Se conocían de Santa Cruz, donde Granero fue gobernador antes de Néstor Kirchner. Tanto Granero como Abraham son de la colectividad sirio libanesa. “Me lo presentó y se quedaron hablando de viejas épocas”, agregó el funcionario indagado. Abraham luego le dijo a De Orué que quería “resolver” trámites en el organismo que autorizaba la importación de efedrina.
Mientras la Justicia analiza la red de contactos de la tríada Abraham-Fuks-López, todavía no avanza en la conexión política de la banda liderada por Pérez Corradi.
(*) Especial para Perfil.com
