A pesar del decreto presidencial 200 publicado el miércoles 8 de este mes y que releva al informe Rattenbach de su clasificación de “seguridad establecida” bajo la firma de CFK, el canciller Héctor Timerman y el ministro Arturo Puricelli, la liberación pública del documento oficial más enigmático sobre la guerra de Malvinas no era una novedad en los pasillos del Edificio Libertador.
Una fuente allí indica: “El informe se aseguró a mediados de 2011”. No es un simple expediente tampoco. La misma voz indica: “Son más de 25 tomos encuadernados en cuero bordó de 130 páginas cada uno, incluidas una serie de anexos al informe final. Existen dos copias”. Al día siguiente del decreto, Puricelli designó a Arturo Forti, secretario de Asuntos Internacional de Defensa, para encabezar la Comisión encargada de evaluar y “aconsejar” sobre las partes del Rattenbach “cuya eventual publicación o difusión pudiera poner en riesgo la seguridad interior, la defensa nacional o las relaciones exteriores de la Nación”. Es decir, a pesar de la indicación presidencial de su disponibilidad a 30 días corridos del decreto, puede que no salga completo a la luz. ¿Cuándo será conocido? Defensa aún no ofrece una fecha y forma exactas.
Sin embargo, el documento no alude sólo al conflicto de 1982 y sus consecuencias. Entre sus páginas, Perfil.com accedió en exclusiva a un “memorándum de entendimiento” marcado como “secreto”, con fecha del 14 de agosto de 1968, a tres meses del Cordobazo y bajo la presidencia de facto de Juan Carlos Onganía. Su conclusión es clara: “El Gobierno del Reino Unido, como parte de esa solución final, reconocerá la soberanía de la República Argentina sobre las islas a partir de una fecha a ser convenida”.
En su primer párrafo, indica que “los representantes del Gobierno de la República Argentina y del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, habiendo discutido la cuestión de las Islas Malvinas (Falkland Islands) en espíritu de amistad y cooperación, de conformidad con la Resolución 2065 dejan constancia en este Memorándum de entendimiento acerca de la posición alcanzada en las negociaciones”. ¿El objetivo? Dirimir “definitivamente y en forma amistosa la disputa sobre la soberanía de las islas”. Luego, afirma que “los dos gobiernos se proponen realizar rápidos progresos con medidas prácticas para promover la libertad de comunicaciones y movimiento entre el territorio continental y las islas, en ambas direcciones, de un modo tal que estimule el desarrollo de vínculos culturales, económicos y otros... Las discusiones sobre las medidas prácticas a adoptarse tendrán lugar de inmediato en Buenos Aires”.
La existencia de esta negociación no es un secreto en Gran Bretaña desde 1999, tras el fin de una regla oficial de 30 años de silencio sobre el archivo clasificado de la Foreign and Commonwealth Office. Su equivalente inglés, con fecha del 5 de julio de 1998 y citado por la BBC coincide: “El Gobierno del Reino Unido reconocerá la soberanía argentina con efecto desde una fecha a ser convenida”. Aun así, la versión porteña establece una salvedad: “teniendo debidamente en cuenta los intereses de la población de las islas”. Y esto signó el fracaso definitivo del intento con la resistencia kelper y el posterior apoyo en el Parlamento londinense del ala conservadora.
Sir Cosmo Haskard, gobernador de las islas y administrador colonial de la Corona, indicó también a la BBC: “Sentí que no era mi trabajo vender a los isleños”. Contra advertencias oficiales, advirtió a los kelpers de la decisión bilateral. Un memo del 30 de julio hallado entre los archivos y dirigido al entonces ministro de Exterior, Michael Stewart, no daba buenos pronósticos: “Cuando publiquemos la decisión de ceder la soberanía, a pesar de ser con condiciones, habrá una violenta reacción aversa entre los isleños. El plan es que un ministro llegue a Port Stanley”.
El elegido fue Alun Gwynne Jones, Lord Chalfont, ministro de Estado destinado a América Latina para Asuntos Exteriores desde 1964 a 1970. Pero el recibimiento no fue nada cálido: “Desde la distancia al llegar pude ver que estaban ondeando banderas británicas y pensé: 'Que agradable que me reciban así'. Pero cuando me acerqué un poco más me dí cuenta que no era tan así. Entre las banderas, vi carteles que decían 'CHALFONT GO HOME'”. De acuerdo con diversas fuentes, en diciembre de ese año el Memorándum quedó descartado y jamás fue presentado ante Naciones Unidas a pesar de la resolución de diálogo. Chalfont se lamentó a la BBC: “Deberíamos haber seguido con esto. En retrospectiva, fue uno de nuestros grandes errores de política exterior”.
Los ex combatientes. Entre los ex soldados argentinos, la potencial revelación del Rattenbach es motivo de expectativa. El Centro de Ex Combatientes de Islas Malvinas (CECIM), con base en La Plata impulsa la investigación una causa en el Juzgado Federal de Río Grande que investiga 120 casos de estaqueos y tormentos sufridos a manos de superiores por conscriptos durante la guerra. Entre ellos, figura el caso del marplatense Darío Gleriano, que no solo declaró haber sido estaqueado en Puerto Argentino sino que también afirmó: “Me hicieron firmar un pacto de silencio”.
Una voz del CECIM afirma: “Queremos saber qué hay en esos expedientes y estamos esperando tener el acceso a toda la información. Por ejemplo, nos gustaría encontrar las declaraciones juradas que nos hicieron firmar a los soldados al llegar de Malvinas sobre nuestra opinión y el desempeño de superiores. Nos interesa mucho qué hay en el Rattenbach para esclarecer la causa”.
(*) Especial Perfil.com