Cualquiera que haya circulado por la Ciudad de Buenos Aires en los primeros días del año puede dar fe de la inusual tranquilidad con la que se transita por las calles.
Descontando los cortes protagonizados por trabajadores tercerizados del ferrocarril en el Centro porteño, que se mantuvieron sin producir grandes complicaciones en el tránsito, los días de caos vehicular parecieron quedar atrás, como recuerdos anecdóticos de un 2010 agitado.
Lo cierto es que después de un diciembre plagado de conflictos, donde los piquetes fueron moneda frecuente y las demoras en las calles un hábito de rutina, el mes de enero se presenta como una tregua para aquellos conductores acostumbrados a buscar a diario caminos alternativos para llegar a destino.
Sólo por mencionar algunos de los conflictos de diciembre: la toma de terrenos que comenzó en Soldati y que se extendió luego a otras partes de la Capital y el Conurbano, sumada a los posteriores cortes de calles de ocupantes y vecinos que paralizaron el tránsito en varios puntos de la Ciudad; conflictos ferroviarios que terminaron con destrozos y corridas en Plaza Constitución; reclamos por falta de electricidad y de dinero en los cajeros.
Sin embargo, cuando todo hacía parecer que los reclamos sólo se intensificaban e iban en aumento con el paso de los días, 2011 comenzó con un repentino cese de las movilizaciones y de las protestas.
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