POLITICA
El libro de la ex ministra de Seguridad

"¡Sos arrebatada! ¡No sos seria!", los gritos de Macri a Bullrich a poco de empezar la gestión

En "Guerra sin cuartel", la titular del PRO cuenta anécdotas de su paso por Seguridad. Desde el traspié inicial a las internas en el Gobierno, las peleas por el caso Maldonado y un valor de referencia: el precio de la droga.

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Patricia Bullrich. | Twitter-Cedoc

La gestión de Mauricio Macri no llevaba ni siquiera un mes desde que había empezado y tenía su primera crisis de seguridad con la triple fuga. En ese marco, la entonces ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quedó al borde de tener un fugaz paso por el cargo. "¡Sos impulsiva! ¡Sos arrebatada! ¡No sos detallista! ¡No sos seria!", le gritó el Presidente luego del traspié de haber difundido que habían detenido a los tres delincuentes, cuando la información en realidad no era la correcta.

Bullrich le había contado a Macri la información luego de confirmarla con el ministro de Seguridad de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, y con el director nacional de Inteligencia Criminal, Patricio Furlong. Pero en el helicóptero hacia el lugar el ministro santafesino le confirmó que los efectivos provinciales tenían solo a uno de los tres. Para cuando llegaron, el Presidente ya había anunciado la noticia en Twitter, lo que se terminó convirtiendo en un papelón para el nuevo gobierno.

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Al día siguiente, efectivamente Martín y Cristian Lanatta y Víctor Schillaci estaban los tres detenidos. Desde el lugar, Bullrich llamó a Macri para darle la confirmación, quien la emplazó a ir a la quinta Los Abrojos a verlo apenas llegase a Buenos Aires. Cuando lo vió, puso la renuncia a disposición. “En esta oportunidad no te la voy a aceptar, pero es la última vez que me das una información que no haya contado con todo el proceso de elaboración y de verificación que tiene que tener”, le respondió Macri.

Después de ese traspié inicial, la relación se encaminó y, por más que su continuidad al frente del ministerio siempre fue motivo de especulaciones políticas, Bullrich llegó al final del mandato en su puesto. Incluso los gritos de Macri llegaron a transformarse en elogios. "Tenés un aplomo y una paciencia para aguantar las cosas que te dicen, que realmente es admirable", le llegó a decir durante la crisis por la desaparición de Santiago Maldonado.

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La anécdota forma parte del libro "Guerra sin cuartel, terminar con la inseguridad en Argentina" que acaba de publicar Patricia Bullrich (edita Sudamericana). Allí, la titular del PRO cuenta en doce capítulos sus vivencias al frente de una cartera que la tuvo como una de las protagonistas del gobierno de Macri. Desde la crisis por la muerte de Maldonado, hasta la organización del G-20, pasando por las catorce toneladas de piedras en el Congreso o la novela de las valijas con cocaína en la Embajada de Rusia.

Maldonado

La crisis que desató la desaparición del artesano en el Río Chubut durante una protesta en la ruta nacional 40 reprimida por la Gendarmería ocupa el capítulo más extenso del libro. Allí, Bullrich no solo hace una cerrada y detallada defensa de lo actuado por su ministerio y los efectivos de la fuerza, sino que critica en duros términos a los organismos de derechos humanos por lo que considera que fue una estrategia para catalogar el caso como una “desaparición forzada” sin contar con las pruebas necesarias. 

Uno de los momentos que recuerda en el libro fue cuando se reunió con los representantes de los principales organismos, en un encuentro coordinado por el ministerio de Justicia, Germán Garavano. Allí, el clima fue empeorando hasta que, según cuenta Bullrich, Estela de Carlotto la acusó de tener “cara de piedra, corazón duro y respuestas inaceptables”. “Si no quieren reconocer la desaparición forzada, no tenemos nada de qué hablar. ¡Ustedes son peores que la dictadura!”, siguió la titular de Abuelas de Plaza de Mayo. La reunión terminó al instante, cuando la ministra tomó del brazo a Garavano y les dijo a los invitados: “Váyanse a la mierda”. 

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El Berni que no fue y el que no se fue

Al poco tiempo de que Macri le ofreciera el ministerio de Seguridad, Marcos Peña le propuso a Eugenio Burzaco como su segundo. Ese vínculo siempre estuvo atravesado por internas, ya que era de público conocimiento que Burzaco era uno de los candidatos del macrismo más puro al cargo. “Gente del Gobierno de Buenos Aires me comentó que él declaró que iba a ser el ‘Berni’ del Ministerio de Seguridad”, relata Bullrich en su libro, en clara referencia al rol que tenía el actual ministro bonaerense cuando era el segundo de Cecilia Rodríguez durante el gobierno de Cristina Kirchner pero para todos era la figura de mayor peso de ese ministerio. “El vaticinio no se cumplió; en parte porque Burzaco no tenía la personalidad de Berni y mi carácter fue precisamente lo que más impulsó al presidente electo a proponerme para el cargo”, cierra Bullrich dejando en claro que esas diferencias existieron. 

El día del traspaso de mando también es parte de los recuerdos que cuenta la ex ministra. Entre otras cosas, por ejemplo, describe que Dilma Rousseff llegó tarde a la jura porque habían renunciado las autoridades de la ANAC (Administración Nacional de Aviación Civil), que debían dar las órdenes a los controladores para autorizar el aterrizaje de determinados vuelos especiales.

En ese contexto, Bullrich asegura que discutió con Berni, quien también había renunciado a su cargo la noche del 9 de diciembre, por una supuesta orden de Cristina Kirchner. “Vos no renunciás, tenemos que organizar toda la seguridad de los actos”, le dijo, atenta a que al no haber jurado aún, ningún funcionario político tenía autoridad sobre las fuerzas de seguridad. “Soy un soldado de Cristina, no puedo quedarme”, dice que le respondió. Finalmente, Berni se quedó y ayudó a coordinar los operativos.

Las peleas con Marcos Peña

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La otra tensión que tuvo Bulrrich durante el gobierno de Cambiemos fue con el jefe de Gabinete, Marcos Peña. Y eso queda reflejado en diferentes momentos del libro. Un capítulo se lo dedica a cuestionar la doctrina Zaffaroni y resaltar su política de defender el accionar policial, algo que tuvo el caso Chocobar como la polémica más fuerte de su gestión. Después de la reunión que armó junto al policía y Mauricio Macri, Peña la llamó enojado.

“¡Cómo se te ocurre llevarle el policía a Mauricio sin avisarme; yo nunca lo hubiera permitido!”, relata la ex ministra, quien le respondió: “Por eso mismo no te avisé”. “Para Marcos, el jefe de Gabinete es el jefe de todos los ministros. Para mí, es el jefe de la Administración del Estado, pero el jefe de los ministros es el presidente”, agrega para dejar en claro sus diferencias.

El precio de la droga y la novela rusa

Como no podía ser de otra manera, Bullrich también hace eje en su libro en lo que fue la política de lucha contra el narcotráfico, sobre la cual destaca que “no era para la tribuna”. Enumera casos, cifras de incautaciones y detenidos, y detalla la política en la frontera norte del país. Y utiliza una variable para reafirmar el supuesto éxito de sus actuaciones: el precio de la droga. “Cuanta más droga se incauta en la frontera, menos abastecimiento tendrán los bunkers. Esto se puede reflejar en dos resultados: un aumento del precio de la droga o una disminución de su pureza”, explica. Y no duda en afirmar: “Durante nuestra gestión aumentó el precio de la droga”.

Una de las anécdotas más cinematográficas es la que cuenta el caso donde se descubrieron doce valijas llenas de cocaína en un sótano de la embajada rusa en Argentina. Luego de relatar reuniones secretas con el embajador y agentes de inteligencia rusa, operativos de madrugada, desayunos de sus visitantes con vodka y un final feliz para la trama (luego de muchos meses), Bullrich cuenta que con la historia terminada fue con su marido a cenar a la residencia del embajador. “¡Dormí el último año y medio con vos y me entero de todo esto ahora, como un pelotudo!”, dijo allí Guillermo Yanco. El consuelo fue que la mujer del diplomático contó que le pasó lo mismo. No fueron los únicos, Bullrich cuenta que Garavano y Peña también le recriminaron que no les había contado nada.

gz / ds